Takobsubo corazón roto

El corazón roto no es una figura poética, es un síndrome que puede afectar gravemente

El Día de los Enamorados, es sinónimo de amor a primera vista pero también de corazón roto.

Sin embargo, lo que muchos desconocen es que el «corazón roto» no es solo una figura poética.

Es una realidad médica que puede tener consecuencias graves en la salud cardiovascular.

El síndrome de Takotsubo también se lo conoce como el síndrome del corazón roto.

Y es una condición cardíaca que se produce como resultado de un fuerte estrés emocional y que, aunque parezca un mito, tiene bases científicas.

El síndrome de Takotsubo es una miocardiopatía que provoca un deterioro temporal en la función del músculo cardíaco, similar a un infarto.

“Se desencadena generalmente por una situación emocional de alto estrés”.

“Como la muerte de un ser querido, una discusión intensa o una sorpresa abrumadora».

Así lo explicó Martín Fasan, cardiólogo del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).

La condición se caracteriza por dolor de pecho, falta de aire y alteraciones en el electrocardiograma.

Sin embargo, a diferencia del infarto, no hay obstrucción de las arterias coronarias.

Este síndrome afecta principalmente a mujeres mayores de 50 años.

Y se desencadena por la liberación excesiva de hormonas del estrés, como la adrenalina.

Aunque generalmente los efectos son reversibles, en algunos casos puede provocar insuficiencia cardíaca grave.

“El daño que causa el síndrome de Takotsubo puede ser reversible, y en la mayoría de los casos, el pronóstico es bueno”.

“Pero en situaciones más graves puede ser potencialmente mortal”, señaló Fasan.

El síndrome se describió por primera vez en los años 90 por el cardiólogo japonés Hikaru Sato, quien lo nombró «Takotsubo».

Esto, por la similitud que observó entre las imágenes del corazón afectado y las trampas tradicionales japonesas para capturar pulpos.

A pesar de los avances en la investigación, aún no se entienden completamente los mecanismos que desencadenan la enfermedad.

Lo que se sabe es que el aumento de la adrenalina en la sangre, producto de un estrés emocional o físico, afecta la capacidad de contracción del músculo cardíaco.

Y esto resulta en la dilatación temporal de ciertas partes del corazón.

“Hasta en un tercio de los casos no podemos identificar un factor estresante claro”, apuntó Fasan.

Asimismo destaca que las enfermedades psiquiátricas también pueden ser un factor de riesgo importante.

El tratamiento para el síndrome de Takotsubo no se basa en una cura específica, sino en medidas de sostén para mejorar la función cardíaca.

“Es fundamental prevenir el estrés severo en nuestras vidas”.

“Si esto no es posible, contar con apoyo psíquico y emocional es clave para reducir el impacto físico y proteger nuestra salud cardiovascular”.

Esto indicó por su parte Leonardo Seoane, jefe de Recuperación Cardiovascular del ICBA.

Afortunadamente, el amor también tiene efectos positivos sobre el corazón.

Así lo afirmó Silvia Lopresti, cardióloga miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).

El amor favorece la salud cardiovascular, ya que promueve la liberación de hormonas como la dopamina y la oxitocina.

Estas dilatan los vasos sanguíneos, reducen la presión arterial y mejoran el flujo sanguíneo.

Además, reduce el estrés al disminuir los niveles de cortisol y aumenta la serotonina, lo que se asocia con el bienestar emocional.

“Cuando estamos en una relación sana, nuestro cuerpo experimenta un ciclo de bienestar general, que impacta positivamente en nuestra salud cardiovascular”.

En definitiva, el cuidado del corazón no solo depende de evitar el estrés o llevar una vida sana.

También es clave cultivar relaciones saludables que fomenten nuestro bienestar emocional y físico.

El Día de San Valentín nos recuerda que tanto el amor como la pérdida son experiencias intensas.

Y éstas nos enseñan a cuidar que nuestro corazón no termine roto.

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