Péptido BRP: el rival natural de Ozempic que podría revolucionar la pérdida de peso

Investigadores de Stanford Medicine han descubierto un péptido de 12 aminoácidos, denominado BRP, que suprime el apetito y reduce el peso corporal en estudios preclínicos en ratones y minipigs, sin los efectos secundarios asociados a semaglutida (Ozempic).

Un equipo de investigadores de Stanford Medicine ha anunciado el hallazgo de una molécula natural que podría marcar un antes y un después en el tratamiento de la obesidad.

El nuevo péptido, conocido como BRP, ha mostrado resultados prometedores al disminuir el apetito y reducir el peso corporal en estudios realizados en ratones y minipigs, sin provocar efectos secundarios como náuseas, estreñimiento o pérdida significativa de masa muscular, comunes en el uso de Ozempic, cuyo principio activo es la semaglutida.

La investigación, publicada el 5 de marzo de 2025 en la revista Nature, utilizó un algoritmo de inteligencia artificial denominado Peptide Predictor para analizar 20.000 genes codificantes de proteínas humanas. Este innovador método permitió identificar 373 prohormonas y, a partir de ellas, filtrar 2.683 péptidos potenciales, focalizándose en aquellos capaces de activar las células neuronales en el cerebro.

De los 100 péptidos evaluados, uno de ellos, compuesto por apenas 12 aminoácidos, sobresalió al aumentar la actividad neuronal hasta 10 veces por encima de los controles.

La investigadora principal, la asistente profesora Katrin Svensson, PhD, explicó que “los receptores a los que apunta la semaglutida se encuentran en el cerebro, pero también en el intestino, el páncreas y otros tejidos.

Por eso, Ozempic tiene efectos generalizados, incluyendo la desaceleración del tránsito de alimentos y la disminución de los niveles de azúcar en sangre. En cambio, BRP parece actuar de manera específica en el hipotálamo, que controla el apetito y el metabolismo.”

Los experimentos realizados demostraron que, tras una inyección intramuscular de BRP, tanto ratones como minipigs presentaron una reducción en la ingesta alimentaria de hasta el 50% durante la siguiente hora.

En estudios con ratones obesos, las inyecciones diarias durante 14 días provocaron una pérdida media de 3 gramos, en contraste con un aumento de 3 gramos en el grupo control. Además, estos animales mostraron mejoras en la tolerancia a la glucosa y a la insulina, sin alteraciones en su comportamiento, consumo de agua o producción fecal.

La relevancia de este descubrimiento radica en el hecho de que BRP actúa a través de una vía metabólica distinta a la de GLP-1, la hormona que semaglutida imita.

Este mecanismo específico en el hipotálamo podría ofrecer una alternativa más focalizada y con menos efectos secundarios. Svensson, quien además es cofundadora de la empresa Merrifield Therapeutics, afirmó que “nada de lo que hayamos probado antes se compara con la capacidad de la semaglutida para disminuir el apetito y reducir el peso corporal. Estamos muy ansiosos por saber si es segura y efectiva en humanos.”

La aplicación de inteligencia artificial en el proceso de descubrimiento permitió acelerar la identificación de moléculas biológicamente activas, abriendo nuevas posibilidades en el campo de la endocrinología y el tratamiento de la obesidad. La colaboración entre expertos de diversas instituciones, incluyendo la Universidad de California, Berkeley; la Universidad de Minnesota y la Universidad de British Columbia, ha sido fundamental para alcanzar estos resultados.

El estudio ha recibido financiamiento de organismos de prestigio como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) – mediante las subvenciones R01DK125260, P30DK116074, K99AR081618 y GM113854 – además de contar con el apoyo del SPARK Translational Research Program en Stanford, Stanford Bio-X, la Stanford Maternal and Child Health Research Institute, la American Heart Association, y otros organismos internacionales como la Fundación Carlsberg y la Wu Tsai Human Performance Alliance.

En definitiva, el descubrimiento del péptido BRP representa un avance significativo en la búsqueda de tratamientos más seguros y efectivos para la obesidad. Con estudios clínicos en puerta, la comunidad científica y médica espera confirmar en humanos el potencial de esta innovadora molécula que, de ser aprobada, podría transformar el manejo de los trastornos metabólicos en el futuro.

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