galectina-1

Investigador del Conicet revela nuevo blanco terapéutico para el tratamiento de cánceres de sangre

Un estudio del investigador del Conicet Gabriel Rabinovich y científicos de la Universidad de Oxford reveló un nuevo blanco terapéutico para el tratamiento de cánceres de sangre.

El análisis probó, tanto en modelos in vitro como in vivo, la efectividad del anticuerpo monoclonal anti-Gal-1.

Que desarrollaron investigadores del Conicet para revertir el avance de la mielofibrosis, una enfermedad onco-hematológica.

El estudio del investigador del Conicet identificó que la proteína de unión azúcares Galectina-1 (Gal-1) juega un rol clave en la progresión de la mielofibrosis.

Un tipo de cáncer de sangre que afecta el correcto funcionamiento de la medula ósea, órgano responsable de producir las células sanguíneas.

La investigación también mostró que el anti-Gal-1 logró frenar el avance de la neoplasia y revertir el cuadro patológico.

Este anticuerpo se desarrolló en el Laboratorio de Glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental, que dirige Rabinovich.

El estudio se publicó en la revista Science Translational Medicine del grupo Science.

La mielofibrosis es una neoplasia mieloproliferativa que se caracteriza por la fibrosis e inflamación de la medula ósea.

Que al cubrirse de fibras de reticulares y componentes de la matriz extracelular (colágeno y otras proteínas) ve alterada su capacidad normal de producir células sanguíneas.

Como glóbulos rojos, blancos y plaquetas.

Este fibrosamiento de la médula ósea es producto de distintas mutaciones genéticas.

Y puede devenir tanto en la deficiencia como en el exceso de células sanguíneas.

Debido a que otros órganos (como el bazo y el hígado) reemplazan a la médula ósea en la producción sangre.

En lo que se conoce como hematopoyesis extra medular.

En algunos casos, la progresión de la enfermedad puede avanzar de tal manera que la destrucción gradual de la medula ósea limite drásticamente la producción de células sanguíneas.

Los tratamientos actualmente disponibles pueden aliviar los síntomas y controlar el recuento de células sanguíneas.

Pero no existen aún tratamientos definitivos que eviten la progresión desde las formas más avanzadas de estas neoplasias.

Ni tampoco que reduzcan fenómenos de fibrosis e inflamación.

Los laboratorios de la Universidad de Oxford que participaron de este estudio se especializan en el estudio de la mielofibrosis, desde hace más de tres décadas.

Mientras que el investigador del Coniciet y su equipo se dedican a estudiar el papel de esta proteína en múltiples escenarios patológicos y fisiológicos.

Fundamentalmente, en diferentes enfermedades cancerígenas, autoinmunes e inflamatorias.

En el marco de esta tarea, desarrollaron posibles tratamientos farmacológicos para bloquear Gal-1 o estimular su expresión, según sea necesario.

Muchos estudios ya mostraron que, en distintos tipos de cáncer, Gal-1 ayuda a las células tumorales a escapar a la respuesta inmune.

Así como a producir vasos sanguíneos (angiogénesis) que permiten alimentar a los tumores de oxígeno y nutrientes.

Pero hasta ahora no se sabía que esta proteína tuviera un papel clave en el desarrollo de las neoplasias mielofibróticas.

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