Azúcares añadidos

El consumo de azúcares añadidos en Argentina es el más alto de la región

El consumo de azúcares añadidos en Argentina es el más alto de la región, con una ingesta promedio de 90,4 gramos al día.

Lo que contribuye con el 15,9% de la ingesta calórica total.

Dicho de otra manera, en el país se consume cerca de un 60% más de azúcares añadidos que lo recomendado.

Como lo relevó el Estudio LatinoAmericano de Nutrición y Salud (ELANS).

Por su parte, los adolescentes y los grupos socialmente vulnerables son quienes presentan un mayor consumo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de azúcares libres sea menor al 10% de la ingesta calórica total.

Que es de 50 gramos de azúcares para una ingesta diaria de 2000 kilocalorías.

También señala que habría un beneficio adicional sobre la salud si este consumo fuera menor al 5% de la ingesta calórica total.

En cuanto a las fuentes de azúcares añadidos, el 26,9% lo aportan las gaseosas y el 23,8% las infusiones (principalmente el mate dulce).

El tercer lugar (15,4%) proviene de los panificados (pan, galletitas, facturas) y el cuarto (12%), de los jugos listos para preparar.

Resulta preocupante que en Argentina el 78,8% de la población no cumpla con la recomendación de la OMS.

Es decir, de no exceder el 10% de la ingesta calórica con azúcares libres.

Y que el 94,4% de la población no cumpla con la recomendación condicional de no exceder el 5%.

“Reducir el consumo de azúcares añadidos en la dieta parecería ser una buena estrategia para colaborar con la lucha contra las enfermedades crónicas no transmisibles”.

“Lo que dificulta cumplir con estas recomendaciones de salud es que los consumidores prefieren y eligen los sabores dulces”.

Así lo indicó Brian Cavagnari, investigador de la Red Latinoamericana de Investigación en Alimentación y Nutrición (RedLIAN).

Los azúcares están presentes de forma natural en frutas, verduras y productos lácteos.

Además, se añaden habitualmente azúcares a los alimentos, tanto por su poder endulzante como por sus otras funciones.

Como la de dar textura a un bizcochuelo o la de actuar como conservante natural en una mermelada.

Por lo tanto, se puede distinguir entre “azúcares intrínsecos”, aquellos incorporados en la estructura de frutas y verduras enteras, y “azúcares libres”, azúcares presentes naturalmente en la miel y en los jugos de frutas.

Dentro de los azúcares libres, a su vez, están los llamados “azúcares añadidos”.

Que son los que se agregan a los alimentos y bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor.

Como azúcar de mesa, azúcar moreno, jarabe de maíz, entre otros.

Hasta la fecha, no hay evidencia de que el consumo de azúcares intrínsecos tenga algún efecto adverso sobre la salud.

De hecho, se recomienda incrementar la ingesta de frutas y verduras frescas enteras.

“Como contrapartida, un consumo excesivo de azúcares libres aumenta la densidad calórica e incrementa el riesgo de obesidad y de enfermedades cardiometabólicas”.

“Un alto consumo de azúcares libres también se asocia con una menor calidad de dieta y con un mayor riesgo de caries”, agregó Cavagnari.

Por su parte, los edulcorantes no calóricos son una alternativa al azúcar para quienes prefieren los alimentos y bebidas dulces.

Ya que se pueden agregar a los mismos -en reemplazo de los azúcares- permitiendo así una reducción calórica.

Y también una disminución del contenido de azúcares añadidos conservando el dulzor.

En Argentina, el 41,7% de la población (entre 15 y 65 años) consume edulcorantes.

En forma opuesta a lo que ocurre con el consumo de azúcares, la proporción de consumidores de edulcorantes aumenta con la edad.

Los refrescos constituyen la principal fuente de consumo.

Sin embargo, el consumo de edulcorantes no calóricos no debe superar la ingesta diaria admisible (IDA).

En Argentina, el consumo promedio de cada uno de los edulcorantes más utilizados, está muy por debajo de su respectiva IDA.

Esto es 8,4% de la IDA de sacarina, 3,2% de la IDA de aspartamo, 2% de la IDA de acesulfame-K y 0,3% de la IDA de sucralosa.

“Si se toma en conjunto el excesivo consumo de azúcares añadidos y lo lejos de la IDA que está el consumo de edulcorantes en el país, se puede inferir que existe una ventana de oportunidad para la reformulación de productos azucarados con el fin de disminuir el consumo de azúcares libres en la población, mientras acostumbramos el paladar a sabores menos dulces”, concluyó el especialista.

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