Tos convulsa

Tos convulsa: desarrollan en el país un candidato a vacuna de tercera generación

A pesar de que existen dos vacunas seguras y eficaces contra la tos convulsa, en las últimas dos décadas se evidenció un resurgimiento de la patología. Va más allá de la disminución en las tasas de vacunación. Como indican los expertos, tiene que ver con que la inmunidad conferida por la infección natural o la vacunación no dura toda la vida. Y que las vacunas actuales no protegen contra la transmisión de persona a persona.

Por su parte, un grupo del Conicet en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) presentó en Frontiers in Immunology un nuevo prototipo de vacuna. Guiado por la necesidad de desarrollar formulaciones que resuelvan estas debilidades. El prototipo alcanzó de manera satisfactoria la prueba de concepto en las fases preclínicas y aguarda ser probada en personas.

Después de ensayar muchas estrategias, el equipo de investigación logró un gran avance. Cuando basó la formulación en ciertas estructuras pequeñas que liberan naturalmente las bacterias. Y generan una fuerte respuesta inmune en el receptor: las vesículas de membrana externa (VME). “El cambio fue impactante”. Así lo aseguró a la Agencia CyTA-Leloir Daniela Hozbor, directora del laboratorio Vacunas Salud (VacSal) del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la UNLP CONICET.

“La vacuna que logramos formular y aplicar por la vía nasal lleva a una protección contra la enfermedad severa en modelo animal. Pero también permite reducir la colonización en las vías respiratorias superiores y, así, disminuir la transmisión de la enfermedad”. La primera autora del estudio que se publicó es la biotecnóloga Erika Rudi.

Para el estudio, el grupo científico realizó inmunizaciones sistémicas en animales a través de distintas vías. “En todos los casos, y de manera muy robusta, obtuvimos resultados que muestran a las VME como un excelente candidato vacunal de tercera generación. Superan las debilidades de las vacunas actuales”, enfatizó Hozbor. Tras patentar la plataforma en Estados Unidos y Brasil, “ahora estamos trabajando junto a científicos de Brasil e Inglaterra para escalar la producción de estas VME. Con vistas a la realización de ensayos clínicos”.

La tos convulsa también se la conoce como tos ferina, pertussis, coqueluche o “tos de los 100 días”. Es una enfermedad respiratoria que causa la bacteria Bordetella pertussis. Se caracteriza por ataques de tos muy violentos, acompañados de apneas e incluso vómitos después de toser. Es muy contagiosa y puede presentar complicaciones como neumonía y convulsiones. En los niños más chicos puede llegar a provocarles la muerte.

Si bien puede afectar a todas las edades, los menores de un año sin el esquema de vacunación completo para la enfermedad son los más susceptibles. “En general, el 50% de los bebés menores de un año que se infecta necesita atención médica”, afirmó Hozbor. La experta mencionó que 1 de cada 4 tiene neumonía, 1 de cada 100 convulsiones, 3 de cada 5 apnea, 1 de cada 300 encefalopatía y 1 de cada 100, muere. “Por suerte hay vacunas que, aunque pueden mejorarse son seguras y eficaces. Antes de que existieran, la tos convulsa era la primera causa de muerte en los chicos”.

La primera vacuna que se desarrolló fue a base de células enteras inactivadas (posee la bacteria, pero sin vida ni capacidad de infectar o replicarse). Cambió la epidemiología de la enfermedad, al aplicarse en forma masiva en la población pediátrica. Con el tiempo, empezaron a surgir reportes de ciertas reacciones adversas más graves. Lo que hizo que mientras la OMS revisaba la evidencia, se comenzara a desarrollar una vacuna de segunda generación. Así surgió la llamada de “componentes” o acelular. En lugar de contener la bacteria entera, sólo incorpora sus inmunógenos (porciones de la bacteria que activan la protección).

En 2015, después de analizar toda la información disponible sobre las vacunas, la OMS estableció que ambas formulaciones se pueden emplear en la población pediátrica sin ningún problema. Pero se detectó que a medida que se incorporan refuerzos existe un mayor riesgo de reacciones adversas. Entonces, se desaconseja la vacuna de células inactivadas para la población de más de 7 años.

Hoy en la Argentina el esquema de vacunación consiste en tres dosis primarias (a los 2,4 y 6 meses). Además de un refuerzo a los 18 meses, otro a los 5 años y otro a los 11. También un refuerzo en las embarazadas y el personal de salud que trabaja con niños pequeños. En los niños más grandes y en adultos se aplica la de componentes.

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