neuromielitis optica

Neuromielitis óptica, la enfermedad que se puede confundir con EM

Muchos médicos, incluso neurólogos no especializados, pueden llegar a confundir la neuromielitis óptica con la esclerosis múltiple.

Son dos patologías autoinmunes, que afectan al sistema nervioso central y que provocan síntomas parecidos.

Pero en 2004 los investigadores lograron determinar que son dos enfermedades diferentes.

Y que, además, requieren tratamientos distintos.

Por eso mismo, la clave para el bienestar de los pacientes con NMO es lograr el diagnóstico correcto, en forma prematura.

En 1894 el médico francés Eugène Devic describió una serie de casos de pacientes que presentaban síntomas específicos particulares.

Tenían una inflamación en su o sus nervios ópticos y también en su médula espinal.

Devic fue el primer profesional en proponer la denominación de “neuromielitis óptica» (NMO) para esa patología.

Con los años se comprobó que se trataba de una enfermedad crónica.

Que afecta a los astrocitos, la mielina (vaina) de los nervios, que es de carácter autoinmune y que se asocia con episodios de inflamación del sistema nervioso.

«Desde fines del siglo XIX y hasta hace apenas un par de décadas los neurólogos consideraban que ésta enfermedad era un subtipo de la Esclerosis Múltiple (EM)”.

“Ya que puede causar síntomas muy parecidos», explicó Edgar Carnero Contentti, del Servicio de Neurología del Hospital Alemán.

Y también miembro del comité asesor de Asociación de Lucha Contra la Esclerosis Múltiple (Alcem).

“De hecho durante décadas se la consideraba –y se la trataba– como una variante de la EM».

Pero a partir del 2004, tras muchas investigaciones científicas, se estableció que la NMO es una entidad médica diferente de la EM.

Por eso mismo también implica diagnosticarla a través de ciertas pruebas y tests específicos.

Y, una vez confirmada, su tratamiento es distinto al que normalmente se emplea en EM.

«Lo que pasó en el 2004 es que un equipo de neurólogos de la prestigiosa Clínica Mayo, encontró que la mayoría de los pacientes con NMO tenían en su sangre un anticuerpo muy específico”.

“Que se podía encontrar e identificar por medio de tests de laboratorio y que se denominó «anti-acuaporina 4 (IgG-NMO)”.

“En cambio, las personas con EM no tenían ese anticuerpo», explicó Carnero Contentti.

«Así, a partir de ese momento, la presencia en sangre del IgG-NMO se utiliza para hacer el diagnóstico de esta patología”.

“Y nos ayuda a identificar prácticamente al 80% de los pacientes con NMO», detalló el experto.

Que también trabaja en el Centro de Enfermedades Neuroinmunológicas  de Rosario (CENRos) de Ineco Neurociencias Oroño.

Hay, todavía, un pequeño grupo de personas aproximadamente 20% de los casos, que no tienen presencia en sangre de esta clase de anticuerpos.

Pero que se les diagnostica NMO por medio de síntomas, estudios clínicos e imágenes de diagnóstico.

«Son pacientes en los que todavía nos queda la duda de qué enfermedad padecen y por eso los seguimos re-evaluando y revisando a lo largo de los años”.

“Finalmente hay otro pequeño subgrupo de personas que tienen síntomas compatibles con neuromielitis óptica, no tienen IgG-NMO”.

“Pero sí se les encontró otro anticuerpo específico que se denomina anti-MOG», detalló el especialista.

En definitiva, hoy se puede decir con certeza que hay tres enfermedades parecidas, pero distintas:

Estas son EM, NMO seropositiva para el Ig anti-acuaporina 4 y la enfermedad relacionada a anticuerpos anti-MOG.

Más allá de las definiciones médicas, lo importante para el paciente y su familia es saber que estas tres patologías tienen criterios de diagnósticos diferentes y específicos.

Y cada una también tiene un manejo y tratamiento diferenciado.

Por todo esto, es realmente fundamental llegar al diagnóstico temprano y correcto.

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