epilepsia

La epilepsia infantil puede tratarse con una dieta alimentaria cuando no responde a los medicamentos

En alrededor del 30% de los casos, los niños con epilepsia no logran controlar sus crisis con medicación habitual.

Pero la terapia cetogénica contribuye significativamente a reducir la frecuencia e intensidad de las convulsiones.

Así como a mejorar indicadores como cognición, concentración y alerta.

Esta dieta consiste en una alimentación específica, a base de determinada proporción de macronutrientes.

El impacto de la epilepsia que no responde a los medicamentos va más allá de las convulsiones recurrentes e incontrolables.

Tiene un gran impacto en la calidad de vida tanto del paciente como de sus cuidadores.

La terapia cetogénica es el tratamiento no farmacológico más ampliamente utilizado en los casos de epilepsia farmacorresistente.

Consiste en adoptar una dieta alta en grasas, adecuada en proteínas y baja en hidratos de carbono.

Su conocimiento e indicación, entre la comunidad médica, están en auge.

La epilepsia se presenta en aproximadamente 1 de cada 100 personas.

Y según el grado de severidad, puede provocar convulsiones recurrentes o esporádicas.

Que pueden manifestarse como contracciones musculares involuntarias, alteración del estado de conciencia, alteraciones del comportamiento.

También de los sentidos y de otras funciones cognitivas.

Los cuadros de epilepsia fármacorresistente representan entre un 20 a 30% del total.

Son aquellos que no logran controlarse a pesar del tratamiento con al menos dos medicamentos antiepilépticos en dosis máximas toleradas por el paciente.

Especialistas subrayaron el lugar que puede ocupar la terapia cetogénica en el tratamiento de esta condición.

Para reducir las crisis epilépticas y mejorar otros indicadores.

El diagnóstico de epilepsia, y sobre todo cuando esta no responde a los medicamentos, cambia la vida tanto para el niño como para su familia.

Requiriendo una adaptación a una realidad nueva, muchas veces abrumadora.

Caracterizada por la imprevisibilidad de convulsiones incontrolables y la coexistencia de comorbilidades.

Por si esto fuera poco, una enfermedad crónica, como la epilepsia, presenta cargas y necesidades adicionales para los padres.

Aumentando así su ansiedad, estrés y depresión.

Tal como explicó Lorena Fasulo, del Servicio de Neurología Infantil de la Clínica San Lucas de Neuquén, los objetivos principales del tratamiento de la epilepsia “incluyen tres aspectos básicos”.

“Lograr el mejor control posible de las convulsiones, evitar los efectos no deseados del tratamiento y mantener o mejorar la calidad de vida de los pacientes”.

También María Vacarezza, subjefa del Servicio de Neurología Infantil del Hospital Italiano de San Justo,,se refirió al respecto.

“La epilepsia fármacorresistente es una de las enfermedades neurológicas más discapacitantes”.

“En estos casos, la terapia cetogénica puede ofrecer esperanza a las familias”.

“Es un tratamiento efectivo para los niños con epilepsia resistente a medicamentos”.

“Porque produce una mejoría significativa en el control de las convulsiones y en la cognición”.

Aunque la terapia cetogénica se conoce hace décadas, venía prestándose poca atención a cómo impacta en la vida diaria de las familias.

Un estudio cualitativo internacional, que se publicó en 2024, analizó, a través de entrevistas en profundidad, el recorrido que enfrentan las familias desde el diagnóstico, el acceso a la terapia cetogénica, su gestión cotidiana y cómo podría facilitarse ésta para su familia.

Los participantes del estudio refirieron que ver a su hijo tener crisis regularmente fue «aterrador, devastador, preocupante y agotador”.

Al tiempo que destacaron que la epilepsia afectó la salud física de los niños, el desarrollo cognitivo y su capacidad para aprender.

Así como sus habilidades sociales y calidad de vida.

Además, les preocupaban los efectos adversos de la polimedicación.

Según sus observaciones, los medicamentos afectaron la función cognitiva, el apetito, el estado de ánimo, el comportamiento.

Además del sueño y la salud mental de sus hijos, a quienes definían como “aturdidos y desinteresados”.

Iniciar la terapia cetogénica ofreció a los padres, sostuvieron ellos, la posibilidad de recuperar algo de control en el manejo de la epilepsia de sus hijos.

Fue frecuente que los padres y madres consideraran que los habían “recuperado” al iniciar este tratamiento.

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