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Intoxicación por monóxido de carbono: ¿Qué hacer ante esta situación?

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) proporcionó una breve guía para saber cómo identificar una intoxicación por monóxido de carbono.

Además de qué hacer al detectarla y cómo reducir las posibilidades de que suceda.

La intoxicación por monóxido de carbono constituye la causa más frecuente de envenenamiento para todas las edades y entornos sociales.

Tanto en nuestro país como a nivel mundial.

En lo que va de 2024 se notificaron cerca de 500 casos, como informó el Ministerio de Salud.

Pero se estima que la cantidad de intoxicados excedería los registrados en todo el país, algunos de ellos con secuelas irreversibles.

Este tipo de intoxicación sucede cuando dicho gas se acumula en el torrente sanguíneo.

Cuando hay demasiado CO en el aire, el cuerpo reemplaza el oxígeno en los glóbulos rojos con monóxido de carbono.

Lo que puede generar un daño grave en el tejido, o incluso la muerte.

A su alta toxicidad se suma la peligrosidad de pasar desapercibido, al ser inodoro, incoloro y no irritar las mucosas.

Las personas y los animales que se encuentran en estos espacios pueden intoxicarse si lo respiran.

Entre los artefactos que queman gas, los más frecuentemente involucrados en los eventos de intoxicación son calefones, termotanques, cocinas, hornos y calefactores (estufas infrarrojas, calderas en el interior del domicilio).

Esto ocurre cuando no están correctamente instalados o la ventilación de los ambientes es escasa.

Otras fuentes son los braseros, los hogares a leña, las salamandras (tanto a gas como a leña), las parrillas, las cocinas a leña o carbón y los faroles a gas.

La intoxicación por monóxido de carbono puede ser particularmente peligrosa para las personas que estén durmiendo o estén ebrias.

Debido a la incapacidad para notar los síntomas característicos.

Las consecuencias pueden ser desde sufrir un daño cerebral irreversible hasta morir antes de que alguien note que hay un problema.

¿Quiénes son de riesgo?

Los glóbulos de los fetos absorben el monóxido de carbono de forma más rápida que los glóbulos adultos.

Esto causa que sean más propensos al daño que provoca la intoxicación.

En los niños, su mayor riesgo se debe a que respiran con más frecuencia que los adultos.

Las personas mayores que presentan una intoxicación con monóxido de carbono pueden tener más probabilidad de tener daño cerebral.

Las personas con antecedentes de anemia y problemas de respiración también tienen más probabilidades de enfermarse a causa de la exposición al monóxido de carbono.

Y aquellas personas que pierden la conciencia por una intoxicación con monóxido de carbono.

La pérdida de la consciencia indica una exposición más grave.

Si hay alguna fuente de producción de CO en funcionamiento y comienza a sentir dolor de cabeza y somnolencia debe sospechar de una intoxicación.

Los síntomas pueden incluir, además de dolor de cabeza, dolor torácico, confusión o mareos.

También dificultad para respirar, náuseas, vómitos, cansancio, fatiga, pérdida de conciencia, desmayo o pérdida de conocimiento, alteraciones visuales, convulsiones o coma.

Ante la sospecha, es preciso apagar la estufa y ventilar inmediatamente abriendo puertas y ventanas.

De ser posible, retirar al afectado del lugar y llevarlo al exterior.

Además, hay que llamar al médico, quien debe poder determinar si tiene este problema al observar sus síntomas y hacerle un examen.

En casos graves las personas intoxicadas por CO pueden llegar a precisar tratamiento en el hospital con oxígeno.

Para reducir las posibilidades de intoxicación por monóxido de carbono, es importante mantener ambientes ventilados.

Y controlar el buen funcionamiento de las instalaciones y artefactos de calefacción.

En el caso de los artefactos para calefaccionar a gas, la llama debe ser azul y tener salida al exterior.

Nunca debe dejarse un automóvil en marcha en un garaje, incluso con la puerta del garaje abierta.

Tampoco hacer funcionar un generador dentro de su casa o garaje, o justo fuera de una ventana, una puerta o un conducto de ventilación que ingrese a su casa.

Nunca usar una parrilla a carbón o parrilla a propano portátil en un lugar cerrado.

También evitar calefaccionar los ambientes con el horno y hornallas de la cocina y controlar que estén apagadas antes de dormir.

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