Trastornos del sueño

Trastornos del sueño y depresión amplifican la carga de la migraña

La migraña duele, aísla, limita y agota, como evidencia un nuevo estudio internacional. El mismo analizó cómo las enfermedades que suelen coexistir con la migraña amplifican el impacto de esta condición en la vida cotidiana. Como la depresión o los trastornos del sueño.

En personas con migraña, a mayor frecuencia e intensidad de los episodios, mayor es el riesgo de desarrollar comorbilidades.  Múltiples comorbilidades, relativamente comunes y diversas, se asocian con la migraña. Incluyendo hipertensión arterial, trastornos cardiovasculares, bipolaridad, ansiedad, epilepsia, asma, alergias y desórdenes gastrointestinales y determinadas enfermedades autoinmunes.

El trabajo se publicó en la revista científica Advances in Therapy y se basó en una muestra de 674 personas con migraña. De las cuales casi la mitad presentaba al menos una comorbilidad diagnosticada. Midió la calidad de vida para personas con migraña y el grado de deterioro en la productividad laboral y las actividades diarias. Los resultados muestran una tendencia clara. Quienes tienen migraña y además presentan un cuadro de depresión o trastornos del sueño reportan una calidad de vida significativamente peor que quienes solo tienen migraña.

“Estos hallazgos invitan a mirar más allá del dolor físico que causa esta enfermedad. Detrás de cada episodio de migraña puede haber una carga emocional, social y funcional que muchas veces pasa desapercibida. Incluso para los profesionales de la salud”. Así lo afirmó Natalia Larripa, integrante del Servicio de Movimientos Anormales y Clínica de Cefaleas de Fleni.

Entre los participantes, el 60% eran mujeres y la mayoría tenía entre 30 y 50 años, plena etapa de desarrollo profesional y familiar. Más del 85% trabajaba activamente, pero una porción importante reportó haber perdido eficacia laboral por su condición. Aunque la mayoría experimentaba migrañas episódicas (menos de 15 episodios al mes), se observó que la combinación con comorbilidades multiplicaba el impacto.

En particular 1 de cada 4 presentaban al menos dos comorbilidades asociadas a la migraña y la más mencionada fueron los trastornos gastrointestinales. Las personas con depresión y migraña mostraron una mayor limitación en sus actividades diarias y laborales. Las que sufrían trastornos del sueño, en tanto, presentaban deterioro emocional marcado. Y eran tres veces más propensas a la baja productividad en el lugar de trabajo. Incluso cuando el número total de días con dolor de cabeza no era excesivo, la calidad de vida podía estar gravemente afectada si coexistían trastornos del sueño o de salud mental.

Pese al impacto de la enfermedad, sólo el 18% de quienes participaron consultó a un médico en los seis meses previos al relevamiento. Esto indica algo significativo: muchas personas normalizan sus síntomas o no encuentran respuestas eficaces dentro del sistema de salud.

“No se trata solo de dar con el medicamento correcto, sino de abordar de forma integral a la persona. Detectar el impacto de la enfermedad en el estado de ánimo y en los problemas de sueño, entre otros, y trabajar con un enfoque empático e interdisciplinario”. Así lo sostuvo la Fiorella Martín Bertuzzi, presidenta de la Asociación Migraña y Cefaleas Argentina (Amyca).

“En países como Argentina también existe alto subdiagnóstico y una profunda invisibilización de la carga de esta enfermedad en la calidad de vida de las personas que la tienen. Por eso, estos hallazgos permiten reforzar un mensaje clave. Para mejorar la vida de quienes conviven con migraña, es necesario prestarle al problema la atención que se merece”.

Por su parte, Larripa destacó que la migraña está entre las principales causas de discapacidad a nivel mundial. “Además de adecuar el tratamiento agudo para la crisis de migraña, es imprescindible identificar y abordar la complejidad de factores que condicionan el curso de esta enfermedad”.

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