La vacunación en adultos

La vacunación en adultos es tan importante como en los niños

Profesionales de la salud pusieron el foco en la importancia de sostener esquemas de vacunación completos desde la infancia hasta la adultez. Para mejorar la calidad de vida y evitar las graves consecuencias que pueden provocar las enfermedades.

Aunque muchas personas asocian la inmunización con la infancia, la evidencia médica indica que mantenerse al día con las vacunas recomendadas en la adultez es igual de relevante. Sobre todo para quienes presentan factores de riesgo. Así lo destacó un análisis de GSK.

“Hace años que estamos intentando revertir la idea de que la vacunación es solo para niños”. Esto afirmó por su parte Miriam Rozenek, infectóloga y geriatra del Hospital Italiano. “La vacunación es prevención en los niños, en los adultos y en los adultos mayores. En cada etapa hay vacunas específicas que ayudan a evitar complicaciones graves, hospitalizaciones y hasta la muerte”.

Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) remarcan que la caída en los niveles de vacunación en América es preocupante. El continente está atravesando el mayor riesgo de rebrotes de enfermedades prevenibles de los últimos 30 años. En este contexto, Argentina cuenta con un calendario amplio y gratuito, pero aún enfrenta desafíos para alcanzar mejores tasas de cobertura.

“El calendario de vacunación brinda la mayor protección posible. De ahí que los esquemas incompletos presenten un mayor riesgo de enfermedad”. Así lo remarcó Alejandro Ellis, infectólogo infantil y miembro del Comité Nacional de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Vacunarse, por otro lado, contribuye a reducir el uso del sistema de salud. Ya que evita internaciones y permite preservar la calidad de vida de todas las personas. “La vacunación impacta directamente en la independencia funcional, en la capacidad de seguir viviendo activamente. No es solo evitar una enfermedad, es poder seguir teniendo una vida plena”. Esto sostuvo por su parte Hebe Vázquez, infectóloga y coordinadora del grupo de trabajo de vacunas de Funcei.

Es importante estar al día con las vacunas del calendario. Pero en los meses fríos, cuando los virus respiratorios circulan con mayor intensidad resulta fundamental reforzar la protección contra la gripe, el neumococo y el virus sincicial respiratorio (VSR).

“El objetivo principal de las vacunas no es solo prevenir un resfriado o una gripe leve. Sino evitar que una infección dispare otras complicaciones en personas con enfermedades de base. A veces una afección respiratoria aparentemente leve puede ser el desencadenante de una internación o un evento cardiovascular”, explicó Rozenek. Mientras que Ellis resaltó que “todas las enfermedades prevenibles por vacunas son importantes- ya que sufrir una complicación grave es dramático tanto para la persona como para su familia”.

El virus sincicial respiratorio es una de las principales causas de bronquiolitis en niños pequeños. Pero también puede provocar enfermedades respiratorias graves en adultos. Como la neumonía, sobre todo en personas mayores de 60 años y en quienes tienen enfermedades crónicas como asma, EPOC, diabetes o insuficiencia cardíaca.

“En los adultos mayores, el VSR puede causar síntomas muy parecidos a los de otras infecciones respiratorias, como la gripe o el COVID-19. Justamente por eso, muchas veces no se diagnostica correctamente y se subestima su impacto. Esto es un problema, porque el VSR no solo puede provocar una infección respiratoria grave, sino que también puede empeorar enfermedades crónicas preexistentes. En estos casos, aumenta el riesgo de hospitalización y de complicaciones que pueden afectar seriamente la salud”, explicó  Vázquez.

Tanto Rozenek como Vázquez coincidieron en que uno de los principales desafíos es combatir los mitos sobre la vacunación que todavía circulan entre toda la población. Muchas personas creen que ya no necesitan vacunarse, que ya están protegidas o que las vacunas pueden tener efectos adversos serios. “Las vacunas tienen décadas de trayectoria y demostraron su eficacia en la prevención de enfermedades. Las más nuevas también son seguras: antes de aprobarse, pasan por ensayos clínicos muy rigurosos”, indicó Vázquez.

Ellis, por su parte, subrayó la importancia de la concientización: “La educación, en forma empática y asertiva, demostró que modifica significativamente la conducta de vacunar, tanto en niños como en adultos. Como pediatras y médicos de la familia nuestro rol debe ser ayudar a que los padres también estén inmunizados con las vacunas que correspondan a su edad y condición”.

Además, los especialistas reconocen que en ocasiones no es una cuestión de miedo, sino de relevancia. “Muchas veces la vacunación no es una prioridad para los adultos, que consultan por problemas más urgentes, mientras dejan relegada a la prevención. Por eso es importante que los profesionales de salud tomen la iniciativa y hablen activamente de vacunación en cada consulta”, agregó Rozenek.

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