Hipertensión arterial

La hipertensión arterial es una enfermedad controlable que raramente está sola

Un tercio de los adultos argentinos sufre hipertensión arterial y muchos no lo saben o no lo tratan adecuadamente. Esto puede afectar el sistema vascular, el corazón, el sistema nervioso central y el riñón. Los expertos remarcan la importancia de hacer chequeos periódicos, realizar el tratamiento correcto y el efecto positivo de llevar un estilo de vida saludable.

Tomarse la presión es un acto simple, que lleva unos pocos minutos y se puede resolver al consultar a un médico, al pasar por una farmacia o en casa si tenemos un equipo adecuado. Sin embargo, pocas veces lo hacemos. El desconocimiento de esos dos números que marcan la mínima y la máxima constituye una oportunidad perdida de detectar a tiempo la hipertensión arterial (HTA). Un factor de riesgo que raramente está solo, por la cantidad y variedad de patologías a las que está asociado.

En la Argentina se estima que un tercio de la población adulta es hipertensa. Una cifra de por sí preocupante, pero que podría incluso quedarse corta. “La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en las últimas tres ediciones habla de alrededor de un 35% de prevalencia de hipertensión arterial. Eso muestra la respuesta del paciente cuando se le pregunta si es hipertenso o no. Sin embargo, cuando en la última encuesta se le tomó la presión a un grupo de pacientes, no a todos, esa prevalencia aumentó a casi el 50%. Es decir que existe la posibilidad de que en realidad uno de cada dos adultos en Argentina sea hipertenso”. Así lo advirtió Pablo Rodríguez, jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA Instituto Cardiovascular´. También es presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial.

La HTA se caracteriza por la presencia de valores de presión persistentemente mayores a 140 de máxima y 90 de mínima. Lo que habitualmente conocemos como 14/9. Cuando los registros están por encima de estos niveles la mayor parte del tiempo, se considera al paciente hipertenso independientemente de que los supere por mucho o por poco. La enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, incluso en la infancia, pero la prevalencia aumenta con la edad. A tal punto que a partir de los 65 años llega al 70%.

Un mito sobre esta patología es que afecta mayormente a los varones. Sin embargo, esto no es tan así. “Hasta la menopausia, la prevalencia de hipertensión en la mujer es ligeramente menor que en el hombre, pero a partir de la menopausia es mayor en mujeres. De modo que si uno tomara globalmente la población aproximadamente la misma proporción de hombres y mujeres son hipertensos”.

Las estadísticas de los pacientes con HTA en la Argentina muestran otra situación de gravedad. El hecho de que se trate de una patología sin síntomas específicos, sumado a la falta de controles habituales, lleva a que la mitad de los pacientes no conozcan su condición. Para peor, por la baja adherencia a los tratamientos o la indicación inadecuada o insuficiente de los mismos, apenas el 25% de los hipertensos está debidamente controlado.

En principio se trata de un factor de riesgo “multitasking”, ya que no se asocia a una sola patología sino a múltiples. “La hipertensión es el principal factor de riesgo para accidente cerebrovascular. También uno de los principales para producir un infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca. Junto con la diabetes son las dos principales causas de enfermedad renal crónica e insuficiencia renal. En definitiva, es una enfermedad que genera daño en múltiples órganos, a los que llamamos órganos blancos de la hipertensión. Estos son el sistema vascular y el corazón, el sistema nervioso central, fundamentalmente a nivel cerebral; y el riñón. Y en las arterias en sí mismas, de allí su nombre. Siempre les digo a mis pacientes que arterial es el apellido de la enfermedad y el apellido nos dice dónde está el problema. En este caso se da en las arterias, con todo lo que eso implica”.

Desde el punto de vista de las comorbilidades, la HTA se asocia con muchísima frecuencia con otros desórdenes cardio-reno-metabólicos. Como por ejemplo la diabetes. Y es muy habitual que se presente en pacientes obesos y en otras enfermedades como el colesterol alto.

“La presencia de hipertensión ensombrece el pronóstico cuando se dan estas comorbilidades. Un paciente diabético hipertenso tiene mucho más riesgo que si fuese solo diabético o solo hipertenso. La diabetes y la hipertensión arterial son como una asociación ilícita. Algo similar sucede con la obesidad o la hipercolesterolemia”. A la vez, y como contrapartida, muchos pacientes que tienen obesidad mejoran sus niveles de presión al bajar de peso. Existe incluso registros de personas con obesidad mórbida que al someterse a cirugías metabólicas o bariátrica logran normalizar su presión o mantenerla bajo control.

Leave A Comment

WP to LinkedIn Auto Publish Powered By : XYZScripts.com