Doping y suplementos deportivos

Doping y suplementos deportivos: una amenaza silenciosa para el corazón

La actividad física es una de las mejores herramientas para cuidar la salud. Sin embargo, en los últimos años el deporte, tanto profesional como amateur, se empañó por el uso de sustancias para “mejorar el rendimiento” o “acelerar los resultados”. Lo que muchos desconocen es que estos productos pueden tener graves consecuencias para el corazón y en algunos casos poner en riesgo la vida. Así, el Comité de Cardiología del Ejercicio de la Federación Argentina de Cardiología (FAC) presentó una toma de posición sobre los efectos cardiovasculares del doping y suplementos ergogénicos.

El documento busca informar y concientizar a deportistas, entrenadores y a toda la comunidad. El doping consiste en usar sustancias o métodos prohibidos para aumentar artificialmente el rendimiento deportivo. Aunque suele asociarse a atletas de élite, la realidad es que el consumo está creciendo entre amateurs, jóvenes. Y hasta personas que no practican deporte, motivados por la estética o la presión social.

Entre las sustancias de doping que más se utilizan se encuentran los anabólicos esteroides, hormona de crecimiento, los estimulantes, la eritropoyetina. Y también el uso indebido de medicamentos como salbutamol o insulina. Los efectos adversos detectados incluyen Infarto de miocardio y arritmias graves, hipertensión arterial, miocardiopatías. Además de trombosis y daño muscular, y hasta muerte súbita. Se estima que los deportistas que utilizan esteroides anabólicos tienen entre 6 y 20 veces más riesgo de morir. Y hasta un 30% de esas muertes se vinculan directamente al corazón.

No todo lo que parece natural o de venta libre es seguro. La cafeína, la creatina o las bebidas energéticas, si se consumen sin control, también pueden tener consecuencias negativas. Como taquicardia, hipertensión y mayor riesgo de arritmias. “La OMS ya considera a las bebidas energéticas un problema de salud pública, sobre todo en adolescentes. Y especialmente si se consumen con alcohol”. Así lo remarcó Paola Courtade, cardióloga integrante de la FAC.

La suplementación deportiva segura y eficiente, “comienza con una evaluación cardiovascular individual. Donde la cardiología deportiva requiere un conocimiento profundo de los mecanismos y potenciales riesgos de cada suplemento”. Así lo indicó Pablo Senatra, cardiólogo integrante de la FAC.

Por su parte, desde la FAC desarrollaron un pequeño listado en donde se pone en tela de juicio algunas de las creencias más difundidas. Con el objetivo de generar conciencia y colaborar con la población para que pueda comprender qué tipo de suplemento se está ingiriendo.

“Si es natural, no hace daño”: Falso. Muchos productos “naturales” no cuentan con estudio de seguridad.

“Si lo venden en un comercio debe ser seguro”. Falso. El control de pureza y calidad no siempre está garantizado.

“Lo usan los profesionales, entonces funciona”. Falso. Muchos casos de doping se descubren años después y dejan secuelas irreversibles.

“La suplementación deportiva es una medicación. Requiere de una indicación precisa y un conocimiento de efectos beneficiosos y otros que pueden complicar la salud del paciente/deportista. En la gran mayoría de los usuarios genera un efecto placebo que hasta puede ser peligroso y económicamente caro. Su uso, como los medicamentos, debe estar dirigido por profesionales con experiencia en el tema”. Así lo señaló Alejandro Vilchez, cardiólogo integrante de la FAC.

El entrenamiento, la buena alimentación y el descanso siguen siendo pilares insustituibles en el rendimiento y la salud cardiovascular. “El corazón no entiende de atajos: lo que parece un beneficio rápido puede transformarse en un daño irreversible”, enfatizó Courtade. “Un suplemento natural no es necesariamente un suplemento seguro. Los atletas son responsables de lo que consumen y la ignorancia no es excusa frente a un control antidopaje ni frente al riesgo para la salud”.

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