Pablo Wappner

La Organización Europea de Biología Molecular incorporó a investigador argentino

La Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) incorporó al investigador argentino Pablo Wappner entre sus miembros.

Por sus contribuciones en el campo de las biociencias para comprender fenómenos básicos de la biología celular y del desarrollo.

Como la hipoxia, la autofagia y la exocitosis, que tienen relación con diversas patologías humanas.

Wappner es biólogo e investigador superior del CONICET y jefe del Laboratorio de Genética y Fisiología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL).

En la Organización Europea de Biología Molecular hay unos 2.100 científicos de distintos países, entre los cuales apenas siete de ellos son argentinos.

Además, 92 de estos científicos, luego de ser electos miembros, resultaron ganadores del Premio Nobel.

Durante 15 años, Wappner colaboró de manera estrecha con Peter Ratcliffe, Nobel de Medicina 2019.

“Se trata de un reconocimiento importante por parte de la comunidad científica internacional a nuestra labor y trayectoria, algo que me llena de orgullo”.

Así lo señaló Wappner a la Agencia CyTA-Leloir.

“Los nuevos miembros de la EMBO hicieron inmensas contribuciones a la investigación fundamental en biociencias”, destacó por su parte Fiona Watt, directora de la organización.

“Y en muchos casos su trabajo allanó el camino para innovaciones que mejoraron las vidas y el sustento de personas en todo el mundo”.

“Celebramos el papel fundamental que desempeñan los miembros de la EMBO en el fortalecimiento de la investigación internacional en ciencias de la vida”.

“Y la contribución a los programas y actividades de la organización”.

Los científicos que se seleccionaron resultaron reconocidos “por logros que cubren el espectro de la investigación en biociencias”.

“Desde el avance en la comprensión de cómo se propagan las enfermedades infecciosas y las complejidades de los ciclos de nutrientes de los océanos, hasta los misterios de las redes de señalización celular”.

Además de “los secretos de cómo sobreviven las plantas en ambientes desérticos y los vínculos entre la biología de nuestro cerebro y nuestras emociones”.

Wappner es licenciado en Ciencias Biológicas y doctor en Química por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Bueno Aires (UBA).

Inició su carrera científica en 1984 como estudiante de pregrado y posgrado.

En el grupo que dirigía Luis Quesada-Allué en la entonces Fundación Campomar (hoy FIL).

Luego vivió tres años en Israel, adonde viajó para realizar su posdoctorado en genética molecular en el Instituto Weizmann.

Más precisamente en el laboratorio del experto en genética del desarrollo embrionario Benny Shilo.

En 1998 decidió volver al país y al poco tiempo se incorporó como investigador asistente del Conicet en la FIL.

Con los años, su crecimiento profesional le permitió alcanzar el grado de investigador superior, la máxima categoría del organismo.

“Durante toda mi carrera me dediqué a la biología celular y del desarrollo”.

“Para lo cual recibí fuertes apoyos financieros de la Fundación Wellcome Trust de Inglaterra”.

“Y más tarde, del Instituto Médico Howard Hughes de Estados Unidos”.

“Con estos subsidios, más los apoyos constantes e imprescindibles de la Agencia Nacional de Promoción Científica y becas del CONICET, pude equipar mi laboratorio”.

“Y realizar aportes científicos que se reconocieron a nivel nacional e internacional”, destacó Wappner.

En la actualidad, al laboratorio de Wappner en la FIL lo integran ocho personas.

Durante alrededor de 15 años, Wappner mantuvo una colaboración estrecha con el laboratorio de Peter Ratcliffe, del Instituto Francis Crick de Inglaterra, quien en 2019 recibió el Premio Nobel de Medicina.

“Fui testigo en primera fila de su crecimiento como científico y de sus principales hallazgos”, aseguró.

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