Trastornos digestivos funcionales

Trastornos digestivos funcionales: estudio argentino revela evidencia de mejora en bebés

Los primeros meses de vida de un bebé son un tiempo de enorme sensibilidad, tanto para él o ella como para su familia. En esta etapa, los trastornos digestivos funcionales -como los cólicos, la constipación y la regurgitación- son una de las principales causas de consulta pediátrica. Se calcula que afectan a uno de cada dos bebés y son asimismo una fuente de preocupación para las familias.

Estos y otros trastornos digestivos funcionales son un desafío frecuente, pero complejo.  Aunque no implican enfermedad orgánica (por eso su carácter de ‘funcionales’), afectan el bienestar físico y emocional de los bebés y de todo el entorno familiar.

Durante el 42° Congreso Argentino de Pediatría, se presentó un estudio de investigadores argentinos que aportó evidencia local. Sobre el rol que pueden desempeñar las leches especiales, ‘medicamentosas’, en este escenario.

La investigación se desarrolló en diez centros pediátricos de Capital Federal, Gran Buenos Aires y distintas provincias del interior. Siguió a 102 lactantes de entre 0 y 3 meses que presentaban síntomas digestivos persistentes. Ocho de cada diez nacieron por cesárea. Este dato es relevante porque la alteración de la composición de la microbiota intestinal es causa de trastornos digestivos. Al inicio del estudio, el 90% de los bebés recibía lactancia materna y leche de fórmula de inicio -por algún motivo, lo que se conoce como lactancia mixta. Y el 10% restante solo recibía leche de fórmula, sin lactancia materna.

Ante la presencia de trastornos digestivos funcionales, por indicación médica del pediatra, todos comenzaron a recibir una leche de fórmula especialmente diseñada para esos cuadros digestivos. Durante un mes, los especialistas y las familias evaluaron la evolución de los síntomas y de la calidad de vida del bebé y de sus cuidadores. A través de cuestionarios validados y estandarizados.

Los resultados fueron elocuentes. En apenas una semana, los padres comenzaron a registrar mejoras significativas. Menos llanto, más horas de sueño continuo y una reducción palpable del malestar digestivo. Al cumplirse 28 días, los síntomas que al inicio eran frecuentes disminuyeron a niveles casi marginales.

En concreto, la dificultad para evacuar, que afectaba a la mitad de los bebés, se redujo al 6%. La regurgitación, que estaba presente en casi tres de cada cuatro lactantes, descendió al 7%. El disconfort por gases bajó del 27% al 5% y el tiempo de llanto excesivo que afectaba al 28% pasó al 1%.

La consecuencia más evidente fue que los bebés descansaban mejor y, con ellos, también lo hacían los padres. Los trastornos digestivos funcionales en los lactantes son una de las principales causas de angustia en las familias durante esos primeros meses de vida. Este estudio demuestra que cuando la lactancia materna exclusiva no es sostenible, una leche de fórmula adaptada puede aliviar de forma rápida y concreta esos síntomas. Con un beneficio directo en la calidad de vida de toda la familia. El estudio aportó así una pieza clave para repensar cómo se acompaña a los lactantes con trastornos digestivos y a sus familias. La evidencia ahora disponible en Argentina demuestra que las fórmulas especialmente diseñadas para mejorar la digestión pueden ser parte de la solución. Siempre bajo indicación médica y sin desplazar a la lactancia materna cuando esta puede mantenerse.

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