
No existe evidencia que vincule al paracetamol con el autismo, afirmó la Sociedad Argentina de Pediatría
- Redacción
- 6 octubre, 2025
- Actualidad
- Autismo, embarazo, paracetamol, Portada, Sociedad Argentina de Pediatría, Vacunas
- 0 Comments
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) aseguró que no existe evidencia que vincule al paracetamol ni a las vacunas con el autismo. Luego de que en los últimos días el presidente de EEUU, Donald Trump, se refiriera a las posibles causas del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y sus tratamientos. A través de su Comité de Crecimiento y Desarrollo, la SAP emitió un comunicado. Con el objetivo de “llevar claridad al asunto” y reafirmar la importancia de basar cualquier intervención o diagnóstico en la evidencia científica disponible.
El documento resume los principales consensos médicos internacionales sobre el autismo. E insiste en que no existe evidencia sólida que vincule el consumo de paracetamol durante el embarazo con el desarrollo de TEA. Y que la vacuna triple viral ni ninguna otra inmunización causa autismo. Ambas aclaraciones responden a declaraciones recientes de Trump que reavivaron mitos infundados y generaron preocupación en familias y profesionales.
Según detalla la SAP, el TEA designa a un grupo de personas con desafíos en la comunicación e interacción social. Y con patrones de intereses o comportamientos repetitivos y restringidos. Se trata de un espectro amplio, ya que cada individuo presenta distintos niveles de lenguaje, coeficiente intelectual y necesidad de apoyos.
Por ello, la entidad subrayó que el autismo no debe entenderse como una condición uniforme, sino como un continuo de manifestaciones y habilidades diversas. En los últimos años, distintos movimientos dentro del campo de la salud y los derechos de las personas con discapacidad promovieron también el uso del término Condición del Espectro Autista (CEA). En el marco del enfoque de neurodivergencia, que busca valorar las diferencias neurológicas como parte de la diversidad humana.
La SAP estima que alrededor de 78 millones de personas en el mundo se encuentran dentro del espectro. Muchas de las cuales enfrentan desafíos significativos para su funcionamiento y participación social cotidiana.
El comunicado señala que el incremento en la prevalencia del TEA en los últimos años no se explica por un aumento real de casos. Sino por cambios en los criterios diagnósticos, mejor detección y mayor conciencia social.
Datos del Global Burden of Disease estiman que en 2021 uno de cada 127 niños se diagnosticó con TEA. Mientras que reportes del CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU) de 2025 indican que la cifra asciende a uno cada 31 en niños y niñas de 8 años. La condición es más frecuente en varones, y se calcula que tres de cada cuatro personas con TEA presentan además otra condición asociada. Como déficit de atención o trastornos de ansiedad.
Frente a distintas teorías que relacionan factores ambientales con la aparición del autismo, la SAP fue contundente. “Hay evidencia suficiente para afirmar que la vacuna triple viral y el mercurio de las inmunizaciones no son causa de TEA”, remarcó el Comité. Con lo cual no existe evidencia que indique lo contrario.
El documento destaca que la etiología del TEA es multifactorial, resultado de una interacción compleja entre factores genéticos y ambientales. Se sabe que la heredabilidad es alta, y que el riesgo de recurrencia entre hermanos oscila entre el 10% y el 20%.
Entre los factores conocidos que pueden aumentar el riesgo se encuentran entidades congénitas de origen genético, como el síndrome del cromosoma X frágil. O ambientales, como la exposición prenatal al ácido valproico o infecciones como la rubéola congénita.
En relación con los medicamentos, la SAP aclaró que los estudios más rigurosos no hallaron relación causal entre el consumo de paracetamol en el embarazo y el desarrollo de TEA. Una asociación que algunos trabajos preliminares sugirieron. Al ajustar por variables genéticas y de salud materna, las diferencias desaparecen. Lo que permite inferir que la genética y las condiciones de salud de la madre son los factores más determinantes, según el conocimiento científico actual.
En cuanto al tratamiento, la SAP subrayó que los objetivos de la intervención deben centrarse en el desarrollo integral de cada niño o niña. Potenciando sus habilidades y facilitando su participación social.
Las intervenciones interdisciplinarias, que combinan educación, psicología, fonoaudiología, terapia ocupacional y apoyo familiar, son las que demostraron mayor eficacia. Además, la entidad recomendó iniciar los apoyos de manera temprana Incluso antes del diagnóstico definitivo, y promover la coordinación entre los distintos profesionales y la familia.
Leave A Comment