La industria farmacéutica europea

La industria farmacéutica europea invirtió US$ 64.500 millones en I+D

La industria farmacéutica europea invirtió este año US$ 64.500 millones para la I+D de nuevos medicamentos. La industria farmacéutica de investigación atraviesa una etapa decisiva en Europa, con avances científicos y tecnológicos que están transformando la manera de desarrollar medicamentos. Así lo destacó el informe The Pharmaceutical Industry in Figures 2025 de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia). Así, el sector no solo impulsa el progreso médico, sino que también se consolida como un pilar estratégico de la economía europea.

En el último siglo, la expectativa de vida en Europa aumentó en hasta 30 años gracias a los avances de la biomedicina. Tratamientos innovadores lograron reducir la mortalidad por VIH/SIDA y ciertos tipos de cáncer. Además de controlar enfermedades crónicas como la hipertensión y las cardiovasculares. Nuevas terapias celulares y génicas están ampliando las posibilidades de curación y mejorando la calidad de vida de millones de pacientes.

Sin embargo, persisten grandes desafíos: el Alzheimer, la esclerosis múltiple, varios tipos de cáncer y enfermedades raras siguen siendo prioridades de investigación.

El sector farmacéutico se ubica entre las industrias de alta tecnología más dinámicas de Europa. En 2024, la producción alcanzó los US$ 516.000 millones, mientras que las exportaciones superaron los US$ 827.000 millones. Consolidando así un saldo comercial positivo cercano a los 258.000 millones. Además, la industria farmacéutica europea invirtió US$ 64.500 millones en investigación y desarrollo (I+D) y empleó directamente a unas 950.000 personas. Generando así tres veces más empleo indirecto en toda la cadena de valor.

Este peso económico la posiciona como un motor estratégico en tiempos en que la competitividad global depende de la innovación y la capacidad de atraer talento científico.

Asimismo el informe advirtió que Europa enfrenta una creciente presión de otros mercados. Entre 2019 y 2024, los mercados emergentes como Brasil (+14,3%), China (+2,2%) e India (+9,5%) crecieron a un ritmo superior al europeo (+7,9%). A su vez, Estados Unidos sigue dominando el lanzamiento de nuevas terapias. El 66,9% de los nuevos medicamentos entre 2019 y 2023 llegaron primero al mercado estadounidense, frente al 15,8% en Europa.

El dato más relevante es que en 2024 China superó a Europa y a Estados Unidos como origen de nuevas moléculas farmacéuticas. De las 81 lanzadas, 28 provinieron de compañías chinas, 25 de estadounidenses y 18 de europeas. Esto relegó a Europa al tercer puesto en el podio mundial de la innovación.

Llevar un medicamento al mercado implica un proceso de entre 12 y 13 años, con un costo promedio de US$ 3.670 millones. Solo una o dos de cada 10.000 moléculas investigadas llegan finalmente a convertirse en tratamientos disponibles para los pacientes.

A estas dificultades estructurales se suman la fragmentación del mercado europeo, la competencia de medicamentos genéricos y biosimilares, y el comercio paralelo dentro de la UE. Este alcanzó un valor de US$ 7.624 millones en 2023, generando distorsiones y problemas de abastecimiento en mercados más pequeños.

Aunque los medicamentos representan una parte relativamente pequeña del gasto en salud, 17,4% del total en Europa, generan ahorros al reducir hospitalizaciones y cuidados a largo plazo. En enfermedades costosas como el cáncer o la artritis reumatoide, los fármacos representan menos del 20% del gasto total.

Un ejemplo claro del impacto es el de las vacunas contra el virus del papiloma humano (HPV). Reducen en más del 94% las infecciones y evitan cada año más de 27.000 casos y 12.000 muertes por cáncer de cuello de útero en Europa.

La industria farmacéutica europea se encuentra en una encrucijada. Sigue siendo líder en empleo, producción y aportes económicos. Pero enfrenta una pérdida de competitividad en innovación frente a Estados Unidos y, especialmente, China.

Para Efpia, el futuro dependerá de políticas públicas que reduzcan la fragmentación del mercado, impulsen la inversión en I+D y garanticen un acceso más ágil a los nuevos tratamientos. En un contexto global donde la salud es un factor clave de desarrollo, Europa busca no solo prolongar la vida de sus ciudadanos, sino también mantener su liderazgo científico y económico.

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