La búsqueda de fármacos para el Alzheimer imita la estrategia “multiobjetivo” como la del cáncer

Con solo dos tratamientos aprobados para retrasar el Alzheimer, las farmacéuticas Eli Lilly, Roche, Biogen, Eisai y Annovis Bio impulsan una nueva generación de terapias que combinan múltiples biomarcadores y rutas biológicas. Los expertos advierten que, como en el cáncer, el futuro será personalizado y de precisión.

El fracaso del ensayo clínico de Novo Nordisk con su fármaco GLP-1 semaglutida para el Alzheimer marcó un punto de inflexión en la investigación neurodegenerativa. Pese a no mostrar beneficios cognitivos, el estudio “subrayó un cambio crítico hacia la próxima era del desarrollo de fármacos, que se centrará en los muchos impulsores biológicos interrelacionados de esta compleja enfermedad”, señaló Howard Fillit, de la Fundación para el Descubrimiento de Medicamentos contra el Alzheimer.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, más de 55 millones de personas viven con demencia en el mundo, y el 60% de los casos corresponde a Alzheimer, definido por la acumulación de proteínas amiloide y tau en el cerebro. Los actuales tratamientos —Kisunla, de Eli Lilly, y Leqembi, de Eisai y Biogen— logran retrasar la progresión de la enfermedad en torno al 30%, pero los científicos coinciden en que será necesario atacar más de una vía biológica.

Todas las enfermedades del envejecimiento requieren una terapia combinada. Centrarse solo en una vía no será suficiente”, afirmó Fillit.


Del cáncer al cerebro: una estrategia de precisión

La nueva tendencia replica el enfoque que revolucionó la oncología: tratamientos personalizados y dirigidos a mutaciones o biomarcadores específicos. “La investigación actual es como la oncología de hace 20 años… Es sumamente emocionante”, destacó David Watson, director del Centro de Investigación y Tratamiento del Alzheimer. Según el experto, los avances en el análisis genético y en biomarcadores sanguíneos como tau y amiloide abren la puerta a terapias más precisas y preventivas.

Los datos sugieren además diferencias biológicas relevantes. Algunos estudios indican que los pacientes de raza negra podrían presentar más de un tipo de patología neurodegenerativa, mientras que los hombres y las personas con niveles más bajos de tau tienden a responder mejor al tratamiento antiamiloide.


Eli Lilly, Roche y Biogen lideran nuevos enfoques

Eli Lilly, fabricante de la tirzepitida GLP-1 —comercializada como Mounjaro y Zepbound—, continúa explorando el potencial de esta clase de fármacos sobre la salud cerebral. “Queremos ver más análisis de subgrupos, incluyendo cómo les fue a las personas tratadas en etapas más tempranas de la enfermedad”, explicó Dawn Brooks, directora de desarrollo en neurodegeneración de Lilly.

Además, el ensayo con Kisunla en pacientes presintomáticos está previsto hasta 2027, aunque la empresa anticipa resultados preliminares antes. Su objetivo es evaluar si el tratamiento puede prevenir la aparición de síntomas en individuos de alto riesgo.

Por su parte, Roche avanza con trontinemab, un anticuerpo amiloide diseñado con una “lanzadera cerebral” capaz de cruzar la barrera hematoencefálica, una limitación de los fármacos actuales. “Esperamos que nuestros estudios demuestren una ralentización superior al 30% observado con los tratamientos existentes”, señaló Luka Kulic, director de neurociencia temprana de Roche. El medicamento también se perfila como opción para pacientes con versiones genéticas que aumentan el riesgo de inflamación o hemorragia cerebral.

Mientras tanto, Biogen prepara para el próximo año la publicación de resultados sobre un nuevo fármaco dirigido a la proteína tau, un frente donde otros programas, como el de Johnson & Johnson, no tuvieron éxito.


Annovis Bio impulsa terapias multiobjetivo

El enfoque de Annovis Bio apunta aún más alto. Su compuesto experimental buntanetap, actualmente en fase 3 de ensayos, se dirige simultáneamente a amiloide, tau y otras dos proteínas neurotóxicas. La directora ejecutiva, Maria Maccecchini, reconoció que un estudio anterior fracasó por errores de diagnóstico: “Cuando los eliminamos mediante análisis de sangre, obtuvimos una mejora cognitiva estadísticamente muy significativa”.

Suponemos que los médicos saben qué es el Alzheimer y el Parkinson… pero quizá no lo sepan”, añadió, subrayando la necesidad de una definición más precisa de la enfermedad para mejorar los resultados clínicos.


Hacia una nueva era en neurociencia traslacional

Los expertos coinciden en que el futuro del tratamiento del Alzheimer pasa por la combinación de terapias personalizadas, apoyadas en inteligencia artificial, biomarcadores y diseño molecular avanzado. Con Lilly, Roche, Biogen y Annovis a la cabeza, la investigación global se encamina hacia un modelo que, como en oncología, redefine el equilibrio entre diagnóstico temprano, precisión terapéutica y sostenibilidad del sistema sanitario.

El cambio de paradigma podría reconfigurar el mercado farmacéutico de neurodegeneración y posicionar al Alzheimer como el nuevo epicentro de la medicina de precisión global.

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