Investigadores de la FIL

Investigadores de la FIL descubren función en proteína que mejoraría terapias contar el cáncer

Un estudio que lideraron investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL) reveló una función sorprendente de la proteína PRMT5. Esta es conocida hasta ahora por su rol esencial en la regulación de diversos procesos celulares. Ahora, además de permitir una comprensión más profunda sobre la variación genética en los organismos vivos, el hallazgo podría tener, a futuro, impacto en las terapias dirigidas contra el cáncer.

Presente en todos los organismos vivos, desde levaduras hasta seres humanos, la proteína PRMT5 tiene un rol esencial en la regulación de diversos procesos celulares. Incluyendo el splicing, mecanismo por el cual un solo gen es capaz de producir múltiples proteínas. Ahora, un artículo que lideraron investigadores de la FIL y publicó la revista New Phytologist reveló una función sorprendente de PRMT5. Se encarga, también, de “amortiguar” los efectos de las pequeñas variaciones genéticas que suceden permanentemente en el interior del núcleo de las células. Lo que permite que una especie conserve ciertas características básicas.

“Encontramos en plantas un mecanismo que atenúa el impacto de las diferencias genéticas. Si la proteína PRMT5 no está presente, esas disparidades se maximizan, aun en ejemplares pertenecientes a una misma especie”. Así lo explicó a la Agencia CyTA-Leloir, Marcelo Yanovsky, coautor del estudio. “El hallazgo también puede tener un efecto importante en seres humanos. Ya que se sabe que PRMT5 está involucrada en muchos tipos de cáncer”.

En la actualidad, de hecho, muchas investigaciones que se llevan a cabo en el área de oncología giran alrededor de cómo inhibir la presencia de PRMT5 cuando está elevada. “El tema es que esas terapias no van a tener el mismo efecto en una persona que en otra. Entonces, conocer esta nueva función de la proteína podría ayudar a identificar quiénes se beneficiarán o no con un posible tratamiento”.

Por su parte, Ariel Chernomoretz, coautor del trabajo y jefe del Laboratorio Biología de Sistemas Integrativa en la FIL, remarcó: “Nuestro estudio demostró que, al garantizar que el espliceosoma pueda manejar sitios de empalme ‘imperfectos’ o más débiles, PRMT5 actúa como ‘amortiguador’. Y permite que la vida tolere un cierto grado de ruido genético sin consecuencias negativas inmediatas”.

Para el experimento, los investigadores de la FIL seleccionaron dos cepas genéticamente distintas de Arabidopsis thaliana. Es una planta a la que se la suele considerar como la “rata de laboratorio” del mundo vegetal. Eligieron Columbia (Col-0) y Landsberg erecta (Ler). Si bien ambas pertenecen a la misma especie, siguieron caminos evolutivos separados. Y acumulan pequeñas diferencias naturales en su código genético (SNPs). Algunas de estas diferencias se encuentran en los llamados sitios de empalme para el espliceosoma.

Con el biólogo Maximiliano Beckel y la biotecnóloga Abril San Martín como primeros autores, el artículo describe cómo el grupo introdujo un “interruptor” para apagar la actividad de PRMT5. Por medio de CRISPR-Cas9, una novedosa herramienta de edición genética, los científicos crearon plantas de ambas cepas (Col-0 y Ler). Estas carecían de la proteína en cuestión. Lo que les permitió comparar cuatro grupos de plantas: Col-0 normal, Col-0 sin PRMT5, Ler normal y Ler sin PRMT5.

“Los resultados fueron sorprendentes y reveladores”, enfatizó Yanovsky. “A pesar de sus diferencias genéticas subyacentes, en condiciones normales, con PRMT5 activa, las plantas de las cepas Col-0 y Ler tenían características físicas (fenotipo) casi indistinguibles. Como la forma de las hojas o el momento de floración”. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente cuando se eliminó PRMT5. “En su ausencia, las diferencias genéticas latentes se desataron. Lo que se tradujo en diferencias fenotípicas mucho más pronunciadas. L s hojas de las plantas Col-0 se volvieron aserradas, un rasgo no visible en las Ler. Y las diferencias en el tiempo de floración entre las dos cepas se exageraron significativamente”.

Con este resultado en manos, uno de los desafíos hacia adelante es comprobar el efecto de la falta de PRMT5 en seres humanos. “Si ocurre lo mismo que en las plantas puede tener implicancias potenciales sobre muchas de las terapias oncológicas que están en ensayo basadas en la inhibición de la función de PRMT5”.

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