Tres premios Nobel de Medicina destacaron a la ciencia argentina: qué dijeron sobre el CONICET
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Los estadounidenses Michael Rosbash y Phillip A. Sharp y el noruego Edvard Moser, quienes obtuvieron el máximo galardón científico en 1993, 2014 y 2017, trabajaron con expertos en distintas áreas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y contaron su experiencia.
En contrapartida a los cuestionamientos que ha tenido en los últimos meses, en medio de la campaña presidencial, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), ha generado recientemente elogios de tres ganadores del Premio Nobel.
El ente autárquico que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, que es el principal organismo dedicado a la ciencia y la tecnología en la Argentina, fue muy bien ponderado por tres galardonados en Medicina que han realizado estudios con especialistas del CONICET.
Los doctores Phillip A. Sharp, Edvard Moser y Michael Rosbash, ganadores del máximo galardón internacional de su especialidad en 1993, 2014 y 2017, respectivamente, destacaron la excelencia científica del principal organismo estatal de ciencia y tecnología en Argentina.
“Conozco a muchos científicos de Argentina y del CONICET, son profesionales extraordinarios. Siento el mayor respeto y admiración por sus logros científicos”, dijo el estadounidense Rosbash, quien obtuvo el Nobel de Medicina y Fisiología en 2017 por el descubrimiento de genes y factores clave en la regulación del reloj biológico, cuya disfunción influye en la susceptibilidad al cáncer, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2, las infecciones y la obesidad.
Rosbash es un conocedor de la ciencia de Argentina, ya que durante décadas ha tenido diversos intercambios con especialistas del CONICET, tanto en el marco de reuniones científicas, como de cooperaciones en investigaciones internacionales. También visitó el país en varias ocasiones, por ejemplo, unos días antes de saber que había ganado el máximo galardón de ciencia, en 2017, cuando participó del Congreso Anual de la Sociedad Argentina de Neurociencias. Un año más tarde recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“En lo que respecta al prestigio internacional de los científicos del CONICET, cabe destacar que la Argentina cuenta actualmente con nueve miembros electos (casi todos del CONICET) en la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Ningún otro país latinoamericano tiene más miembros”, destacó Rosbash, investigador de la Universidad Brandeis y del Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos.
De acuerdo con el prestigioso ranking internacional de instituciones científicas Scimago, el CONICET se ubica en el primer puesto de las instituciones gubernamentales con mayor impacto social en Latinoamérica y en el puesto trece entre 1.747 instituciones gubernamentales de todo el mundo. La metodología de medición se basa en 17 indicadores agrupados en tres factores principales: investigación, innovación e impacto social.
Por su parte, Sharp, ganador del Nobel de Medicina en 1993 como uno de los descubridores del splicing del ARN mensajero, afirmó que “las sociedades modernas como la argentina se enfrentan a desafíos cada vez mayores para mejorar el bienestar y la salud de sus ciudadanos. Esto incluye desarrollar su economía, la atención médica y brindar oportunidades educativas. Los científicos del CONICET han realizado aportes fundamentales que benefician al país y se los reconoce internacionalmente”.
El splicing del ARN mensajero, descrito por Sharp y varios colegas, es un mecanismo molecular que permite que un mismo gen pueda guardar instrucciones para la fabricación de distintas proteínas. Su descubrimiento y continuo estudio abrió caminos para comprender muchas enfermedades y explorar nuevas terapias. Días atrás Katalin Karikó y Drew Weissman, fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina 2023, por los avances que lograron en este campo, al desentrañar cómo modificar el ARNm para convertirlo en una terapia eficaz que permite una tecnología clave para desarrollar tratamientos, como por ejemplo, las vacunas contra el COVID-19.
“Es fundamental contar con una comunidad científica y tecnológica vibrante para que Argentina pueda enfrentar los desafíos futuros y en ese sentido es esencial el apoyo continuo al CONICET”, agregó Sharp, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), quien publicó trabajos científicos con especialistas del CONICET y también ha visitado la Argentina.
Del mismo modo, Edvard Moser, científico noruego, es uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina de 2014 por el descubrimiento del circuito de neuronas que funcionan como “GPS interno” en el cerebro. Se trata de otro conocedor del ambiente científico argentino, ya que además de publicar estudios con especialistas del CONICET, varios investigadores de este organismo han trabajado o se han formado en su laboratorio de la ciudad de Trondheim. La última visita al país que hizo el experto noruego fue la semana pasada, cuando recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Luis.
“Argentina es un centro de referencia en neurociencias a nivel mundial. He visitado el Instituto Balseiro en Bariloche, donde trabajan muchos investigadores del CONICET y se han formado muchos neurocientíficos talentosos que han estado en mi laboratorio”, afirmó Moser. “El CONICET es clave para que muchos jóvenes investigadores tengan oportunidades para iniciar una carrera científica, y también para la comunidad mundial de neurocientíficos que depende de las contribuciones de los institutos argentinos de neurociencia. La ciencia y tecnología son de vital importancia para el desarrollo de la sociedad, la salud y la economía de los países”.
El CONICET informó que, uno de los especialistas de ese centro con los que tanto Sharp como Rosbash han publicado estudios científicos en revistas internacionales, es Alberto Kornblihtt, líder de un equipo de investigación en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, CONICET-UBA) de Buenos Aires.
El laboratorio de Kornblihtt se centra principalmente en splicing alternativo. En junio de 2022 un estudio liderado por el investigador del CONICET fue tapa de la prestigiosa revista Cell por describir hallazgos útiles para explorar tratamientos que logren un mayor efecto terapéutico en personas que padecen atrofia muscular espinal (AME), una grave enfermedad hereditaria que en Argentina afecta a unos 400 niños y niñas y a 1 de cada 10 mil nacimientos a nivel mundial, según datos que reveló la propia institución. Kornblihtt, por su trayectoria y trabajos de investigación, es miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y de la Academia de Ciencias de Francia.
“El profesor Alberto Kornblihtt ha realizado importantes descubrimientos sobre la actividad genética en células humanas que resultan clave para mejorar la asistencia sanitaria y la biotecnología”, reconoció Sharp. También Rosbash tuvo palabras para su colega argentino: “Kornblihtt ha sido un creador de tendencias, reconocido a nivel internacional como un científico excepcionalmente creativo y productivo. Se le atribuye la creación de algunos de los conceptos más importantes en nuestra comprensión de la expresión génica, más concretamente del splicing alternativo”.
Otro científico argentino con el que tuvo vinculación con uno de los Premio Nobel mencionados es Emilio Kropff, investigador del CONICET, quien trabajó en Noruega entre 2008 y 2011 en el laboratorio de Edvard Moser, y desde entonces siguen colaborando en estudios sobre el GPS cerebral que se publican en revistas científicas internacionales.
“Bajo la dirección de Edvard Moser y May-Britt Moser, participé en el descubrimiento de algunas de las piezas clave del GPS cerebral, como las neuronas de velocidad y las de borde. Este tipo de trabajo no sólo permite conocernos mejor, sino que sienta las bases para estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, que forman una parte cada vez mayor de los presupuestos de salud en todo el mundo”, explicó Kropff, investigador del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-Fundación Instituto Leloir). “Kropff ha seguido publicando importantes estudios sobre la codificación neuronal en el cerebro después de su regreso a la Argentina, y seguimos cooperando con él en diferentes líneas de investigación”, explicó Moser.
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