El malestar psicológico de los porteños

El malestar psicológico de los porteños por primera vez en cifras oficiales

Por primera vez el Ministerio de Desarrollo Humano de CABA junto al Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), midieron el malestar psicológico en los porteños. De acuerdo con la Encuesta de Prácticas de Riesgo Adictivo (EPRA), el 28,6% de los porteños de 18 a 75 años presenta síntomas de ansiedad y depresión. El malestar psicológico es más frecuente en mujeres (33,1%) que en varones (23,1%).

La diferencia se explica, en parte, por la persistencia de desigualdades estructurales, la sobrecarga de tareas de cuidado y los estereotipos de género. Además, los varones tienden a subreportar su malestar por razones culturales, lo que puede enmascarar niveles más altos de padecimiento.

El estudio muestra una relación directa entre el malestar psicológico y el consumo problemático de alcohol, marihuana y cocaína. También se observa un fuerte vínculo con el uso intensivo del celular y las apuestas en línea. El malestar psicológico se divide en leve, moderado y severo. Según la encuesta, en personas con alto riesgo en apuestas, el malestar severo alcanza el 30,2%.

Los sectores con menor nivel educativo, problemas de salud crónicos o inseguridad alimentaria severa registran los niveles más altos de malestar. En hogares con inseguridad alimentaria, el 53% de las personas tiene algún nivel de malestar psicológico. Entre quienes no atraviesan esa situación, el porcentaje baja al 22%. Las personas con estudios universitarios presentan un mayor nivel de bienestar (77,5%) en comparación con quienes no completaron la secundaria (59,9%). La zona sur de la Ciudad concentra las cifras más elevadas de malestar en todas sus modalidades. El 35,7% de los adultos presenta síntomas de ansiedad o depresión.

En general, la desocupación se asocia con mayores niveles de malestar psicológico en sus tres niveles y especialmente en su forma severa (18,3% vs. 5,9% en la población ocupada). El malestar psicológico afecta al 40,9% de las personas que residen en hogares monomarentales/monoparentales con niños o adolescentes. En hogares de núcleo completo, pareja conyugal y al menos 1 hijo que reside en la vivienda, con o sin convivencia de otros miembros, el malestar alcanza solo al 26,8%. El malestar severo se triplica en personas con consumo problemático de alcohol, marihuana o cocaína. El uso intensivo del celular y las apuestas en línea se asocian con mayores niveles de malestar.

La encuesta incluyó 6.000 casos y, por primera vez en la Ciudad, midió la relación entre consumos digitales, sustancias psicoactivas y salud mental. Los resultados ofrecen información clave para orientar políticas públicas y diseñar acciones de prevención focalizadas en los grupos más afectados.

“Nos anticipamos a los problemas del futuro: a lo que está pasando en las casas, lo que hablan las familias. Así como lo hicimos con el problema de las apuestas online, hoy ponemos sobre la mesa como Gobierno que no podemos mirar para otro lado cuando hablamos de salud mental”. Así lo indicó Gabriel Mraida, ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad.

Según el relevamiento, el 28,6% de los adultos porteños exhibe signos de malestar psicológico: un 13,9% leve, 7,9% moderado y 6,8% severo. Los síntomas más frecuentes son el nerviosismo (63%), el cansancio sin motivo (60%) y la sensación de que “todo cuesta mucho esfuerzo” (53%). El informe advirtió que la tendencia se alinea con la que se observó a nivel nacional por el ODSA-UCA. Donde el malestar psicológico creció del 18% en 2010 al 28% en 2024, consolidando una curva ascendente tras la pandemia.

Las causas, según los especialistas, son múltiples. A la presión económica y laboral se suman el aislamiento social, la incertidumbre y los efectos del uso intensivo de tecnologías digitales. “La salud mental dejó de ser un tema privado: hoy es un indicador de desarrollo humano y bienestar social”. Por rango etario, los jóvenes de 18 a 30 años registran una menor proporción de síntomas severos. Aunque muestran señales de estrés y agotamiento vinculadas al uso excesivo del celular y las redes. En cambio, el malestar severo aumenta entre los adultos de mediana edad y los mayores de 60 años. Donde los sentimientos de soledad, pérdida y fragilidad física se combinan con una mayor vulnerabilidad económica.

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