
El estreñimiento afecta a un tercio de los adultos mayores en Argentina
- Redacción
- 9 junio, 2025
- Salud
- DIM Centros de Salud, estreñimiento, gastroenterología, Portada
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El estreñimiento es un problema silencioso que afecta hasta a uno de cada tres adultos. Aunque muchas veces se lo tome a la ligera o incluso como tema de burla, es una afección médica real. Así como frecuente y potencialmente perjudicial para la salud.
En Argentina, afecta a entre el 2% y el 27% de la población general, y hasta a un 33,5% de los adultos mayores. Como indican datos de la revista Acta Gastroenterológica Latinoamericana. Quien padece estreñimiento crónico sabe y conoce lo mal que lo puede pasar. Molestia, dolor, sangrado, pastillas y laxantes, todo lo que se pueda para lograr que pase. De hecho, se estima que, a nivel mundial, una de cada seis personas padece estreñimiento crónico. Una condición que puede reducir la calidad de vida, generar complicaciones digestivas y hasta convertirse en señal de alarma para enfermedades más graves.
Se considera estreñimiento cuando una persona tiene menos de tres evacuaciones por semana durante al menos 12 semanas en el último año. Pero no se trata solo de frecuencia: también incluye la dificultad para evacuar, la sensación de evacuación incompleta y el esfuerzo excesivo. “Es una condición subestimada, que va mucho más allá de un ‘detalle menor’ del tránsito intestinal”. Así lo destacó Juan Cruz Codd, gastroenterólogo de DIM Centros de Salud.
En la mayoría de los casos, el estreñimiento se vincula a hábitos de vida y alimentación. Las principales causas incluyen una dieta pobre en fibra (frutas, verduras, legumbres y cereales integrales). Así como la ingesta insuficiente de líquidos, vida sedentaria y consumo excesivo de ultraprocesados.
Otras causas menos frecuentes son el uso de ciertos medicamentos, como analgésicos opioides, antidepresivos, suplementos de hierro. Además de trastornos hormonales (como el embarazo o el hipotiroidismo), enfermedades neurológicas (como Parkinson) o disfunciones del suelo pélvico.
“La alimentación es el pilar número uno para tratar y prevenir el estreñimiento”, afirmó Codd. Una dieta adecuada puede marcar la diferencia. Las recomendaciones incluyen 25 a 30 gramos de fibra por día. Así como incorporar frutas (con cáscara), verduras, legumbres, semillas y cereales integrales. También beber suficiente agua (al menos 2 litros diarios) e incorporar prebióticos y probióticos naturales como yogur o kéfir. Asimismo evitar el exceso de carnes rojas, harinas refinadas y ultraprocesados.
Cuando los cambios en el estilo de vida no alcanzan, existen opciones farmacológicas. En esta lista están los laxantes formadores de masa, como el psyllium (seguros para uso crónico). También los laxantes osmóticos, como lactulosa o polietilenglicol, y los estimulantes: para uso ocasional (bisacodilo, picosulfato). Además están los agentes más específicos, como linaclotida o prucaloprida, bajo indicación médica. Y enemas y supositorios, solo en casos puntuales, no como tratamiento crónico.
Cuando las medidas en la dieta, ejercicio y otros ayudantes farmacéuticos no funcionan, es fundamental consultar a un médico. Especialmente si se presenta sangrado rectal, dolor abdominal intenso, pérdida de peso inexplicable. Lo mismo si hay cambios drásticos en los hábitos intestinales o antecedentes familiares de cáncer de colon.
El estreñimiento crónico no debe normalizarse ni minimizarse. Es una señal de que el cuerpo necesita cambios, atención o incluso intervención médica. Alimentación, hidratación, movimiento y consulta profesional: la clave está en escucharse, y actuar.
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