
Del plástico al paracetamol: un avance que podría transformar la medicina y el medio ambiente
- curecompass
- 12 julio, 2025
- I+D, Medicina, Tecnología
- AstraZeneca, Nature Chemistry, Portada, Stephen Wallace
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Científicos apoyados por AstraZeneca lograron convertir residuos plásticos en acetaminofén sin generar emisiones. En paralelo, nuevos estudios alertan sobre la presencia de microplásticos en fluidos reproductivos humanos y el hallazgo de una proteína clave para combatir la inflamación crónica.
Un reciente avance científico publicado en Nature Chemistry promete revolucionar tanto la industria farmacéutica como la gestión de residuos plásticos. Investigadores de la Universidad de Edimburgo (en la foto), con el respaldo de AstraZeneca, desarrollaron un método para convertir residuos de plástico PET (polietileno tereftalato) en acetaminofén, el principio activo de medicamentos tan populares como Tylenol, también conocido como paracetamol.
La innovación se basa en un proceso de fermentación similar al utilizado en la elaboración de cerveza. A temperatura ambiente y en menos de 24 horas, bacterias comunes transforman el plástico en el analgésico, sin generar emisiones de carbono. “Este trabajo demuestra que el plástico PET no es solo un desecho o un material destinado a convertirse en más plástico. Puede ser transformado por microorganismos en productos valiosos, incluidos aquellos con potencial para tratar enfermedades”, destacó Stephen Wallace (en la foto), líder del estudio.
Actualmente, el acetaminofén se produce a partir de combustibles fósiles. La posibilidad de obtenerlo de un residuo como el PET, utilizado en botellas y envases alimentarios y responsable de más de 350 millones de toneladas de desechos anuales, ofrece una alternativa sustentable. No obstante, los investigadores advirtieron que se necesita más trabajo antes de escalar el proceso a nivel comercial.
Microplásticos en fluidos reproductivos: señales de alerta
En un estudio presentado en la reunión de la European Society of Human Reproduction and Embryology en París, científicos detectaron microplásticos en los fluidos reproductivos de hombres y mujeres. Las partículas plásticas —menores a 5 mm— fueron halladas en el 69% del líquido folicular de las mujeres (20 de 29) y en el 55% del semen de los hombres (12 de 22).
Los materiales encontrados incluyeron polietileno tereftalato (PET), teflón, poliestireno, poliamida, polipropileno y poliuretano, todos presentes en productos de uso diario. “Estas partículas pueden inducir inflamación, dañar tejidos y ADN, y alterar el sistema hormonal”, explicó Emilio Gómez-Sánchez, del centro Next Fertility Murcia, en España.
Por su parte, Manel Boussabeh, del Hospital Fattouma Bourguiba de Túnez, presentó evidencia de que los espermatozoides expuestos a microplásticos en laboratorio sufren daños en su movilidad y en su material genético. Otros estudios ya habían detectado microplásticos en los testículos de perros y humanos, sugiriendo una posible conexión con la disminución de la fertilidad.
Una nueva esperanza contra la inflamación crónica
En otro hallazgo destacado publicado en Nature, investigadores del Massachusetts General Hospital identificaron una proteína que podría ser clave para controlar la inflamación crónica sin afectar la respuesta inmune a corto plazo. El estudio mostró que la proteína WSTF se degrada y desaparece en procesos inflamatorios crónicos, pero que su restauración puede bloquear esta condición en células humanas.
Los científicos desarrollaron una molécula capaz de proteger a WSTF, evitando su degradación y reduciendo la inflamación sin interferir con las respuestas agudas del sistema inmune. El tratamiento fue exitoso en modelos de ratones con enfermedad hepática grasa y artritis, así como en células de rodilla con inflamación crónica obtenidas de pacientes operados.
Al analizar muestras humanas, observaron que la proteína WSTF está ausente en los hígados de personas con enfermedad hepática grasa, pero no en sujetos sanos. “Las enfermedades inflamatorias crónicas causan mucho sufrimiento y muertes, pero aún nos falta comprender qué las impulsa y cómo tratarlas”, señaló Zhixun Dou, líder del estudio.
“Estos hallazgos nos permiten distinguir entre inflamación aguda y crónica, y apuntar a un nuevo objetivo terapéutico para condiciones derivadas del envejecimiento y enfermedades crónicas”, concluyó Dou.
Estos descubrimientos no solo abren nuevas vías para el desarrollo de medicamentos sostenibles y eficaces, sino que también plantean desafíos urgentes sobre la exposición cotidiana a los plásticos y su impacto en la salud reproductiva y metabólica.
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