
¿Cómo actuar ante un ACV?: 3 de cada 4 argentinos no lo sabe correctamente
- Redacción
- 11 noviembre, 2025
- Salud
- Accidente Cerebro Vascular, ACV, Boehringer Ingelheim, Portada
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Un nuevo relevamiento nacional, con el apoyo de Boehringer Ingelheim, reveló que aún persisten importantes vacíos de conocimiento sobre cómo actuar ante a un ACV. Aunque la mayoría de los argentinos reconoce la gravedad del accidente cerebrovascular (ACV) y cree que puede prevenirse. Así, siete de cada diez personas manifiestan saber qué es un ACV. Pero solo el 38% declara sentirse preparado para reaccionar correctamente ante un caso cercano. Y cuatro de cada diez desconocen que el tratamiento debe iniciarse lo antes posible dentro de las primeras 4 horas y media para evitar secuelas graves o la muerte.
El relevamiento lo realizó la consultora Voices e indagó percepciones, conocimientos y actitudes ante el ACV. Una enfermedad que se ubica entre las primeras causas de discapacidad y muerte en adultos. Pero que puede prevenirse y muchas veces tratarse eficazmente si se actúa a tiempo.
Ocho de cada diez argentinos reconocieron estar preocupados por su riesgo de sufrir un ACV. Especialmente las mujeres, los mayores de 35 años y las personas de menores recursos. Sin embargo, cuando se consulta sobre cómo actuarían ante un episodio, tres de cada cuatro elegirían acudir al centro de salud más cercano. Contra solo un 17% que priorizaría uno adecuadamente preparado para el abordaje del ACV. Aun cuando estos centros son los únicos con personal, equipamiento, medicación y protocolos para realizar las intervenciones necesarias. Eso se explica porque el 55% de la población cree que cualquier hospital puede atender un ACV.
“Un ACV es una emergencia médica tiempo-dependiente. Cada minuto sin tratamiento equivale a la pérdida de dos millones de neuronas. Por eso, el primer reflejo debe ser llamar al servicio de emergencias y, si por algún motivo no es lo más conveniente, dirigirse a un centro preparado para el manejo del ACV. Probablemente no sea el más cercano. En ningún lugar del mundo es necesario que todos los centros de salud tengan el mismo nivel de complejidad para brindar todas las prestaciones. Lo que sí es clave es articular para que cada persona sea derivada en tiempo y forma al centro correcto para recibir la atención que requiere”. Así lo advirtió Matías Alet, titular de la Unidad de ACV del Hospital Ramos Mejía.
Por su parte, Adolfo Savia, presidente del Consejo de Emergencias de la Sociedad Argentina de Medicina, explicó que “en diferentes distritos del país tales como CABA, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza, Neuquén, Salta y Tucumán, se viene trabajando en la articulación colaborativa de redes de ACV. De manera que la comunidad pueda identificar pronto los signos de ACV y llamar al servicio de emergencias médicas. Quienes confirmarán rápidamente el diagnóstico, realizarán la estabilización inicial y definirán a qué centro de salud -adecuadamente preparado- deben trasladar al paciente que está sufriendo un ACV. Para que reciba el tratamiento específico en el menor tiempo posible”.
“La comunicación eficaz que se realiza antes de la llegada al hospital permite que se active el protocolo con el tomógrafo disponible. Y un equipo de ACV preparado para completar el diagnóstico y brindar los tratamientos necesarios para disminuir las secuelas y la mortalidad que provoca la enfermedad”.
Aunque el 69% se considera informado sobre la enfermedad, solo un tercio conoce reglas o indicadores para identificar los síntomas y saber cómo actual rápidamente. Como la regla “FAST” (cara, brazo, habla y tiempo, por su sigla en inglés). Refiere a signos que aparecen de un momento a otro, como entumecimiento de parte del rostro, debilidad en uno de los brazos, confusión o trastornos del habla, y el hecho de que es tiempo-dependiente.
Entre los signos que permiten sospechar la presencia de un ACV más mencionados por la gente en el relevamiento figuran la confusión repentina, dolor de cabeza intenso. También dificultad para hablar o entender, parálisis o debilidad muscular y aumento de la presión arterial. Sin embargo, aún un 5% de los encuestados no pudo identificar ninguno.
“La detección precoz y el abordaje inmediato son claves para evitar la muerte. Y el daño neurológico irreversible en forma de secuelas en el habla, la vista, en la autonomía para desplazarse. También en la deglución e inclusive en las acciones más básicas de la vida diaria. El tratamiento más frecuente es con un fármaco fibrinolítico (una droga que disuelve un coágulo formado en una de las arterias del cerebro). Este tratamiento debe iniciarse dentro de las primeras 4 horas y media desde el inicio de los síntomas o desde la última vez que fue visto normal. Incluso dentro de esa ‘ventana’ de tiempo, cuanto antes se administre el tratamiento, mejores son los resultados, con menores secuelas. Por lo que actuar con velocidad desde el reconocimiento y el pedido de ayuda es clave y allí la comunidad tiene un rol fundamental”, dijo Savia.



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