Científicos de Argentina

Científicos de Argentina ganan beca internacional latinoamericana

A pesar de la crisis presupuestaria que enfrentan ambos sectores, la educación y la ciencia en Argentina continúan demostrando su alta calidad. Cinco de los siete jóvenes ganadores de este año del programa Promoviendo Oportunidades de Investigación para Bioquímicos Latinoamericanos (Prolab) son científicos argentinos o se formaron en Argentina.

El Prolab lo organizan la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular, la Asociación Panamericana de Bioquímica y Biología Molecular y la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular. Es para contribuir al desarrollo de capacidades científicas de quienes están realizando sus tesis de doctorado o posdoctorado. Las postulaciones estaban abiertas a candidatos de Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Cuba, Panamá, México, España y Portugal.

De esta manera, los científicos de Argentina Melina Bellotto, Luis Méndez, Josefina Vicente, Solange Viera, y Matías Villarruel Dujovne, podrán profundizar sus investigaciones. Con el acceso a tecnologías que prácticamente no están disponibles en la Argentina. Así como generar alianzas y luego traer y desarrollar en el país el conocimiento adquirido.

A través de la beca se les brinda un máximo de U$S 7.000 para cubrir gastos de viaje y manutención por hasta seis meses. Así, los científicos de Argentina trabajarán en laboratorios de Canadá o Estados Unidos. Sobre temas tan disímiles como procesos relacionados al envejecimiento del sistema nervioso central, el metabolismo de la glucosa y los lípidos. Además de la degeneración de la retina y el desarrollo de terapias innovadoras para infecciones respiratorias. Y la puesta a punto de biosensores que puedan detectar moléculas como antibióticos, vitaminas o proteínas en distintos tipos de muestras.

Por su parte, Melina Bellotto canalizó su interés por el funcionamiento del sistema nervioso central. “Me parecen fascinantes los cambios que ocurren a nivel celular durante el envejecimiento o en procesos patológicos, y cómo estos se reflejan a nivel comportamental”. Así lo señaló Bellotto a la Agencia CyTA-Leloir. A través de la beca, la bióloga continuará sus estudios en la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos. Donde tendrá como objetivo definir el mecanismo de secreción de vesículas extracelulares que transportan moléculas tóxicas en enfermedades neurodegenerativas. Incluyendo las proteínas amiloides, aquellas cuya acumulación en el cerebro está asociada al Alzheimer.

Mientras que Viera se interesa por “estudiar la degeneración retiniana porque afecta directamente una de las capacidades más importantes del ser humano: la visión”. Así, desea “aportar, aunque sea en una pequeña parte, al desarrollo de soluciones que devuelvan esperanza a quienes enfrentan una enfermedad que no tiene cura”. La joven investigadora se unirá al grupo de Patricia Becerra en el National Eye Institute, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Para estudiar la interacción molecular entre ciertas proteínas endógenas (PEDF) y las células gliales de Müller. Un componente esencial para la estructura y función de la retina.

Por su lado, Luis Méndez se abocó al estudio de los procesos de degradación y reciclado de componentes intracelulares no necesarios o disfuncionales en el hígado, el páncreas y la hipófisis. Órganos que cumplen funciones esenciales en la asimilación de glucosa y lípidos.

Estudia ratones que carecen del receptor D2 de dopamina (Drd2KO) y que presentan alteraciones en el metabolismo de la glucosa similares a las que ocurren en la diabetes. “Este receptor cumple funciones fundamentales en el sistema nervioso central. Está involucrado en el control del movimiento, la motivación, la sensación de recompensa y los procesos cognitivos. La disfunción de este receptor se asocia a enfermedades como el Parkinson y la esquizofrenia”.

Ahora podrá profundizar su investigación en el Departamento de Farmacología y Química Biológica de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos. A través de técnicas de espectrometría de masas de alta resolución y secuenciación de ARN, a las que no puede acceder en la actualidad.

En tanto, Vicente remarcó: “Nuestro cuerpo tiene un sistema de defensa que nos protege frente a virus, bacterias y otros microorganismos. Una parte clave de ese sistema son unos sensores llamados receptores tipo Toll (TLR). Se encuentran en la superficie o en el interior de las células y que funcionan como alarmas: cuando detectan señales de una infección activan la respuesta inmune. Los agonistas de TLR son moléculas que activan estos sensores, imitando la presencia de un virus o una bacteria, de manera de ‘despertar’ al sistema inmune y ponerlo en alerta”.

El estudio de este tipo de compuestos “puede abrir nuevas puertas para el desarrollo de terapias innovadoras que no dependan exclusivamente de antivirales. Lo que resulta especialmente valioso frente a virus emergentes o resistentes, y les confiere un potencial de acción de amplio espectro”. Lo realizará en el Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad Laval, en Canadá.

El quinto de los científicos de Argentina, Villarruel Dujovne desarrolla biosensores para la detección de contaminantes químicos en el agua. Ahora, podrá avanzar con su proyecto en el laboratorio que dirige el profesor de Ingeniería Química y Biológica Julius B. Lucks en la Universidad Northwestern, cerca de Chicago. Donde estudian cómo el ARN ayuda a los sistemas vivos a percibir y responder a su entorno, y utilizan esa información para diseñar herramientas sintéticas.

“Mi meta es expandir y mejorar el biosensor que estamos desarrollando en nuestro laboratorio. De manera que no sólo detecte ciertos metales, sino que además sea compatible con la detección de otras moléculas, como antibióticos, vitaminas o proteínas, en distintos tipos de muestras”.

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