Cáncer de tiroides

Cáncer de tiroides: en Argentina hay más de 4.000 casos y más del 80% se detecta en mujeres

En los últimos años aumentó la incidencia del cáncer de tiroides en nuestra región gracias a los avances en los estudios de diagnóstico. El desarrollo de un nódulo en el cuello es el síntoma más frecuente y requiere una rápida consulta con un especialista. Los tratamientos tienen un pronóstico favorable cuando la detección es temprana. Tres consejos de prevención.

“El cáncer de tiroides es la neoplasia endócrina más frecuente, pero representa sólo el 2% de todos los tumores malignos. En el mundo, se diagnostican anualmente aproximadamente 230.000 casos. Latinoamérica es una región de alta incidencia, con estadísticas que muestran entre 2 y 8 casos cada 100 mil habitantes”. Así lo explicó Susana Belli, jefa de Endocrinología del Instituto Alexander Fleming (IAF).

Por su parte, Bárbara Berenstein, cirujana de cabeza y cuello del IAF, precisó que “en los últimos años su diagnóstico aumentó. Sobre todo por la detección incidental de nódulos pequeños gracias a ecografías y otros estudios de imagen. En la Argentina pasa lo mismo. Se diagnostican más casos, pero la mortalidad se mantiene muy baja porque la mayoría tiene buen pronóstico”.

Al analizar las diversas variantes de cáncer de tiroides, los expertos detallan que existen cuatro tipos principales. El carcinoma papilar es el más común, ya que representa casi el 80% de los casos. En general son tumores pequeños, de buen pronóstico, que se presentan entre los 20 y 60 años. Además se encuentran el carcinoma folicular, el carcinoma medular y el carcinoma anaplásico, que es poco frecuente pero agresivo. Tiene un crecimiento rápido y es difícil de tratar.

“Los tumores de tiroides son más frecuente en mujeres y el pico de su incidencia se registra entre los 40 y 50 años”. Así lo explicó Agustín Falco, especialista en tumores de cabeza y cuello y tiroides del IAF. Como indican las últimas estadísticas que publicó el Ministerio de Salud, en la Argentina se diagnostican 4.100 nuevos casos al año y más del 80% de las pacientes son mujeres. En los hombres, en tanto, suele diagnosticarse en etapas más avanzadas.

El médico del IAF señaló que la mayor incidencia en la población femenina está “probablemente asociada a factores hormonales, aunque no está claro”. Una de las teorías es que los estrógenos pueden tener algún vínculo con las mutaciones de la glándula tiroidea. Esta se encarga de regular el metabolismo, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal. Y estos cambios favorecen que las células crezcan y se multipliquen a un ritmo acelerado, generando así su acumulación hasta formar la masa cancerosa.

“A diferencia de otros tumores, el cáncer de tiroides no se asocia a factores de riesgo tan claros como el tabaco o el alcohol. El antecedente de haber recibido tratamiento radiante en el cuello es un factor de riesgo, sobre todo durante la infancia”, detalló Falco. La historia familiar de cáncer de tiroides y enfermedades tiroideas previas como bocio o tiroiditis crónica también pueden tener un impacto negativo.

El signo más común de presentación del cáncer de tiroides se da al palpar un nódulo cervical, muchas veces de crecimiento lento. Puede ser un nódulo tiroideo o un ganglio cervical aumentado de tamaño. “Es importante aclarar que la mayoría de los nódulos tiroideos no son malignos, pero siempre deben ser evaluados por un especialista”. Así lo indicó Berenstein, quien añadió que otras señales a tener en cuenta son los cambios persistentes en la voz y la dificultad para tragar o respirar.

“La ecografía es el estudio de elección para evaluar a la tiroides. La presencia de nódulos tiroideos es muy alta y son más frecuentes con el aumento de la edad, sin embargo, sólo un 5% son malignos. Si las características clínicas o ecográficas son sospechosas de malignidad se realiza la punción del mismo, para definir sus características celulares”, sostuvo Belli.

Por su parte, Berenstein afirmó que no existe un programa de screening poblacional específico para este tipo de tumores debido a que es poco frecuente. Por lo que la mayoría de los casos se detecta incidentalmente. Sin embargo, hay excepciones. “Sí se recomienda hacer un seguimiento ecográfico a personas con antecedentes familiares de cáncer de tiroides o que hayan estado expuestas a radiación en la infancia”.

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