
Biosimilares: la producción nacional generó un ahorro más de US$ 13.500 millones
- Redacción
- 5 septiembre, 2025
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El desarrollo local de medicamentos biosimilares y de alta complejidad transformó al sistema de salud argentino. Generó miles de millones en ahorros, redujo la dependencia de importaciones y posicionó al país como líder regional en innovación farmacéutica.
En la última década, el país logró consolidarse como productor de medicamentos biosimilares y de alta complejidad. Un sector que no solo fortaleció la competencia en tratamientos críticos, sino que también generó un impacto económico de gran magnitud. Así lo remarcó un informe reciente de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa). La producción local permitió ahorrar más de US$ 13.532 millones hasta 2025 en comparación con la compra de medicamentos originales.
Los biosimilares son versiones equivalentes en seguridad y eficacia a medicamentos biológicos originales, pero de menor precio. Y representan hoy una alternativa clave para las obras sociales, prepagas, hospitales y pacientes.
Como indican las proyecciones de Cilfa, los ahorros anuales actuales alcanzan US$ 1.700 millones y podrían llegar a US$ 2.089 millones en los próximos cinco años. En términos acumulados, se estima que el país sumará US$ 10.444 millones adicionales en ahorros en ese mismo período.
Uno de los efectos más notables es la reducción de la necesidad de importaciones. La fabricación local permite ahorrar US$ 615 millones anuales en divisas, cifra que podría escalar a US$ 863 millones por año hacia 2030. En total, el ahorro acumulado en dólares para la balanza comercial asciende a US$ 3.245 millones hasta ahora. Con la expectativa de superar los US$ 8.400 millones en los próximos cinco años.
Entre los biosimilares y medicamentos complejos que marcan esta transformación se destacan: Novex (maBxience), lanzado en 2014 como alternativa a MabThera (Roche), se utiliza en artritis reumatoide. Bevax (maBxience), que desde 2016 compite con Avastin (Roche) en distintos tipos de cáncer. También Enerceptan (Gema Biotech), introducido en 2019 para enfermedades inflamatorias, en reemplazo de Enbrel (Pfizer). Salutex (Elea), se utiliza en cáncer de próstata, que compite con Xtandi (Astellas) desde 2019.
En la misma línea, aparecen Osteofortil (Biosidus), contra la osteoporosis, que se lanzó en 2013 frente a Forteo (Eli Lilly). Dutide (Elea), que se aprobó en 2024 como alternativa a Ozempic (Novo Nordisk) para la diabetes tipo 2. Asimismo, Ligonux (Gador), desde fines de 2024, reemplaza a Spinraza (Biogen) en el tratamiento de la atrofia muscular espinal. Y PembroX (Elea), que se lanzó en enero último, el primer biosimilar nacional de Keytruda (MSD), para múltiples tipos de cáncer.
El impacto económico es contundente: solo el bevacizumab permitió ahorrar US\$ 6.086 millones en 10 años. Mientras que el rituximab generó US$ 2.169 millones en nueve años. Más recientemente, moléculas como pembrolizumab y semaglutida ya muestran ahorros de casi US$ 200 millones cada una en menos de un año de disponibilidad local.
El crecimiento de esta industria no solo alivió el gasto sanitario: también se convirtió en un motor productivo y exportador. Argentina cuenta hoy con 354 laboratorios y 234 plantas industriales, de las cuales 186 son nacionales. El sector emplea a 43.000 trabajadores directos y a más de 120.000 de forma indirecta. Lo que lo ubica entre los rubros industriales más relevantes, con un aporte del 4,9% del valor agregado industrial.
En términos de comercio exterior, el país exporta medicamentos a 116 destinos, con un valor total de US$ 1.100 millones en 2024. De los cuales US$ 139 millones corresponden a biosimilares. Los productos argentinos llegan a 65 países, consolidando al país como referente en Latinoamérica y como socio competitivo en mercados internacionales.
La mayor parte de la capacidad productiva se concentra en el AMBA, donde se ubican 55 plantas de Cilfa, incluyendo 11 especializadas en biosimilares. Garín, Pilar y Munro se convirtieron en verdaderos polos biotecnológicos, con compañías como mAbxience, Sinergium Biotech, Richmond, Gador, Biosidus y Elea a la vanguardia en investigación y desarrollo.
Sin embargo, también existen instalaciones en el interior del país: plantas en Córdoba, Catamarca, San Juan y La Rioja aportan a la diversificación territorial y al fortalecimiento de las exportaciones.
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