
A través de la saliva se puede detectar el maltrato infantil
- Redacción
- 8 agosto, 2025
- I+D
- biomarcadores, Hospital Elizalde, maltrato infantil, neuroepigenética, Portada, saliva, UBA
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Una investigación de la UBA desarrolló un método para detectar el maltrato infantil a través de la saliva. Se trata de un trabajo del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Busca identificar el maltrato del que han sido víctimas niñas y niños a través del análisis de muestras de saliva. Utilizan biomarcadores basados en cambios en el ADN, que podrán servir no sólo para identificar el daño, sino como prueba científica ante la justicia.
El maltrato infantil deja secuelas devastadoras y persistentes de todo tipo, incluso a nivel molecular. Estas alteraciones se asocian con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y tendencias suicidas entre niñas y niños. Sin embargo, una intervención temprana puede mitigar y hasta revertir estos efectos.
En eso trabaja desde hace años el equipo que dirige Eduardo Cánepa del Laboratorio de Neuroepigenética y adversidades tempranas. Se trata de un estudio único en el país, que tiene como objetivo principal el desarrollo de herramientas de diagnóstico temprano de maltrato infantil. Es decir cuando todavía no se pudo descubrir con otro tipo de controles. Esto aportará una base científica irrefutable para la detección y el abordaje de esta problemática.
A principios del año próximo ya podrían tener el análisis completo de las muestras de ADN de niños y niñas que obtuvieron en colaboración con la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Elizalde. El conocimiento que se obtenga le permitiría al personal de la salud tener un diagnóstico temprano. Pero también hacer un seguimiento de la eficacia del tratamiento psicológico y saber cómo van a evolucionar las niñas y niños víctimas del maltrato.
El estudio analiza cómo el maltrato infantil, entendido como una alteración drástica del entorno, genera cambios epigenéticos. Estos obligan al cuerpo a adaptarse a contextos de violencia y peligro constantes. No se altera todo el genoma, sino genes específicos. Y el objetivo del equipo es identificar cuáles son y cómo impactan en el desarrollo de niñas y niños. Hoy se conocen las funciones de los miles de genes del genoma humano. Identificar los que se ven afectados por el maltrato permite entender mejor sus consecuencias.
El estudio se desarrolla desde hace varios años junto al Elizalde. Mientras el equipo de salud mental infantil del hospital realiza el abordaje clínico, el grupo de la UBA se encarga del análisis de las muestras. El objetivo es aportar pruebas científicas del maltrato, es decir, pruebas irrefutables de que una niña o niño fueron víctimas del maltrato. Así como una noción de qué consecuencias puede tener para su salud.
El equipo multidisciplinario que dirige Cánepa, incluye al biólogo Bruno Berardino y a la psicóloga Guillermina García Vizzi, del Elizalde. Investiga las marcas epigenéticas, modificaciones químicas que afectan el ADN sin alterar su secuencia, y que pueden cambiar la forma en que se expresan ciertos genes. Estas marcas pueden activar, inhibir o modificar genes clave para el funcionamiento del organismo.
“Queremos ver si a través de la saliva se pueden ver los cambios en la metilación del ADN. Poder usarlo de diagnóstico temprano del maltrato, es decir cuando todavía no se pudo descubrir con otro tipo de controles”, explicó Cánepa. También, señaló que estos marcadores pueden utilizarse para el seguimiento de las y los pacientes durante su tratamiento. Permitiendo así observar si esas modificaciones genéticas mejoran o empeoran.
“Otra de las aplicaciones del conocimiento que aporta nuestro estudio es la de poder hacer un pronóstico. Es decir, estas modificaciones epigenéticas permitirían ver si la víctima va a tener un pronóstico más grave o menos grave. Cómo el niño o la niña están siendo afectados”. Este avance permitiría contar con un indicador molecular del impacto del tratamiento psicológico. Con evidencia física del daño y su evolución en las víctimas de violencia familiar.
El estudio del equipo de la UBA es único en Argentina, y es muy importante hacerlo en el país, ya que los resultados de otros países no son directamente aplicables. Hay estudios similares en Estados Unidos, en Canadá y en Francia. Pero “no hay forma de equiparar resultados de un país a otro, las modificaciones epigenéticas de un grupo en Francia o en Canadá, no serán las mismas que en Argentina”.
El problema de encarar este tipo de estudios en la situación actual del país es que los estudios epigenéticos son muy caros. Las muestras deben enviarse al exterior para su análisis, y luego procesarse mediante herramientas bioinformáticas que comparan millones de cambios genéticos posibles.
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